Podríamos hablar del pasado, de estos cuatro años de gobierno municipal, de un Pacte del Grau que, con luces y sombras, ha funcionado; de las amistades peligrosas, de las zancadillas internas, pero también de la buena gestión económica y de dejar una ciudad con algo más de alegría... Podríamos hablar de la oposición de la bancada de la derecha, de un PP bronco, en ocasiones -pocas- leal; de unos Ciudadanos a veces incalificables, que parecían más los Lunnis que personas de este mundo. También podríamos hacerlo de Castelló en Moviment, que quiso estar y no estuvo y que, en cualquier caso, se hizo notar y fiscalizó la labor de PSPV y Compromís de forma acertada, a veces endiablada...

Soy de los que les gusta vivir el presente, pero hablemos de futuro, de ese que han marcado las papeletas que se depositaron en las urnas el pasado 26 de mayo. Están las lecturas fáciles, y las enrevesadas. Y cómo nos gustan a todos los líos, las dobles lecturas de una frase, de una mirada, de un silencio. La pregunta que se hace todo el mundo debería requerir de una respuesta igual de directa. ¿Habrá un segundo Pacte del Grau? Si nos atenemos a la lectura fría, la de los votos, la respuesta sería: sí. El bloque que forman PSPV (10 concejales), Compromís (3) y Podem (2) supera en más de 5.000 votos a los de PP (7), Ciudadanos (4) y Vox (1).

Pero la tarta, jugosa, tiene porciones generosas para unos y justitas para saciar el apetito de otros. Todos saben que el que parte y reparte... y aquí la maestra pastelera es Amparo Marco, que hornea estos días un futuro acuerdo con tres caras: la buena, la mala y la fea. Castelló no va a estar en el mercado global de los pactos, en el reparto de cromos entre PSPV, Ciudadanos y Compromís a nivel autonómico: tú me das a Messi y yo te doy a Griezmann y a Rodrigo. Los 10 ediles que han logrado los socialistas dejan poca opción a Compromís y Podemos a exigir carteras, más si cabe cuando por la derecha ven como los cuatro ediles de Ciudadanos podrían dar al PSPV la mayoría absoluta como esa guinda que a pocos socialistas les gusta en el pastel. El acuerdo entre las fuerzas de izquierdas sigue siendo la primera opción, pero de la virtud de los socialistas de ser generoso con quienes han dado un giro a las políticas de la ciudad, y de Compromís y Podem de asumir el nuevo rol que les han marcado los vecinos, vendrá el éxito del nuevo Pacte del Grau. Las conversaciones comenzarán en breve y el PSPV está marcando una estrategia que contempla seguir asumiendo la gestión económica y urbanística de la ciudad, pero sumando otras de calado social como Cultura o Deportes y, probablemente, con ganas de dejar sin la vicealcaldía a Compromís.

El peligro de una victoria es perder la humildad, sobre todo cuando el éxito y la derrota caminan por hilos muy finos ante la ausencia de mayorías. Y un gobierno en minoría, además de saturar a los 10 ediles socialistas, obligaría a un continuo ejercicio de negociación abocado siempre a las sorpresas. Pero es una opción que no desdeñan. Queda, sí, la posibilidad de un pacto PSPV-Ciudadanos, apetecible sin duda para algunos, pero difícil de explicar ante una militancia, y unos votantes de izquierdas, que reniegan de la formación naranja y que, quizás, podría recordarle a los socialistas dentro de cuatro años que utilizaron su papeleta como moneda de cambio. Y Roma no paga a traidores.