Desde 2001 y durante un capazo de años acudí por la tarde a la misma puerta de la misma calle, a esperar a que mi novia Delia saliera de ballet, una vez acabadas las clases. Desde 2015 y lo que me queda, acudo muchas tardes a la misma puerta de la misma calle, a esperar a que mi hija Delia salga de ballet, una vez acabadas las clases. Algo me dice que hacia 2036, más o menos, pasaré muchas tardes en la misma puerta de la misma calle, esperando a que mi nieta Delia salga de ballet, una vez acabadas las clases. Se podría afirmar que la vida es eso que pasa mientras espero que una Delia salga la última del vestuario, por la misma puerta y en la misma calle, una vez acabadas las clases. En 2001 y en 2019, además, del fútbol yo esperaba más o menos lo mismo, yo esperaba en vano que mi equipo subiera a Segunda. Casi dos décadas después, dos décadas de cambiarlo todo para que nada cambie, y tras un millón de angustias, sufrimientos y fatigas, estoy en el mismo punto. Se podría afirmar que la vida es eso que pasa mientras una Delia sale la última de clase, yo espero que pase algo y todos nos preocupamos por asuntos que en realidad no son importantes.

Llega el verano y esta columna se finiquita. Un par de meses sin enfadarte con el fútbol y con tu equipo te dan la perspectiva necesaria para entender qué es de veras importante en la vida: tener una existencia lo suficientemente escasa de problemas como para tener tiempo para poder enfadarte con el fútbol y con tu equipo, para poder prestarle atención, para que todo eso llegue de algún modo a preocuparte, de la misma manera que un par de días sin mirar Twitter te dan la perspectiva necesaria para entender qué es de veras importante en la vida: tener tiempo para poder mirar Twitter.

Ya me pasa que el fútbol me importa más por los demás que por mí mismo. Quieres que gane tu equipo por los demás, por la juventud que viene, por los abuelos que se han ido. Otro síntoma de vida [medio] adulta es que no tienes tiempo para hacer nuevos amigos. No te da la vida: a veces conozco a alguien que me cae súper bien, alguien a quien admiro, y pienso cómo molaría haber coincidido en el instituto, que era perfecto para eso el instituto. Creo que es una de las cosas más bonitas que te pueden decir: Ojalá hubiera ido contigo al instituto.

Pero ahora pasa una semana y luego otra, una jornada y la siguiente, una clase de ballet encadenada, y tantas temporadas como esta que ahora termina. Los expertos dirán que esta temporada ha confirmado el dominio de los clubes ingleses en Europa, pero qué sabrán los expertos, a mí no me engañan. No serán tan buenos los equipos ingleses si el miércoles uno perdió la final de la Europa League y el sábado otro perdió la final de la Champions.