L a envidia se agita con movimientos que oprimen el calor humano. Acallada es resentimiento que busca ocasión para hacer renuncios. No, no me fío de la oportunidad que es serena agitación pensada para dañar. ¿Y ustedes?

Es imposible ser primera impresión con alguien vencido por la envidia. Desafortunadamente el envidioso es menester de teatro y junto a la falsedad expulsa la distracción del odio que es escena de amabilidad y simpatía. Sí, la envidia es la gargantilla que ahoga muchas relaciones, desafortunadamente no es adorno cómodo, por lo tanto: tarde o temprano deja de ser brillo para convertirse en oscuridad. La envidia es una alegría extraviada en el disfraz, muchas veces nos coge del brazo para ser acto reposado de maldad y con cierta bondad bastarda nos pretende arrojar por el precipicio... A veces, lo consigue.

En torno a nosotros giran muchas cosas, pero de las peores, puede ser la envidia. Qué de personas han pasado de ser extenuante sol a ser sombra por culpa de la envidia... Muchas, piénselo. Resulta que entre la primavera brota el sol, y nacen nuevas flores, y entre ellas nuevas noticias. Supongo que sabrán que Mario Conde es inmundicia becada del estigma; lleva una vida soportandolo, pero resulta que junto al calor de la primavera sin rastrojos y sin andrajos nos cuentan que Mario es inocente... ¿Lo han visto? No, no creo, su detención abrió todos los informativos, pero su inocencia no ha pasado de cuatro líneas... Pues sí la sección tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional confirmó archivo de la causa contra Mario Conde por supuesto blanqueo de 13 millones de euros. Conozco muy bien a Mario, y junto al brillo de su intelecto está el incendio que le proporcionó calor en todos sus años privados de libertad. Otro, posiblemente no hubiera resistido, junto al adormecimiento de la injusticia, a veces, se despiertan las ganas de quitarse la vida. Afortunadamente, junto a la descarnada imagen del estigmatizado, nos encontramos a personas que no se convierten en fiera enjaulada y no pierden la cabeza: al contrario, la usan más. ¿Saben? Durante muchos años, demasiados, cada vez que yo mencionaba a Mario Conde he tenido que escuchar «el ladrón», «el chorizo» y cosas peores... Por supuesto, siempre creí en su inocencia, me importó tres pepinos las enfermizas opiniones de la gente que solo era ruido de cacelora propiciada por el titular... Y mi pregunta es la siguiente: ¿y ahora qué?

Afortunadamente la vida es una artesana que con materia dura haces cosas grandes. Contemplo a Mario en la distancia y veo a un hombre que no está turbado por el sufrimiento: al contrario. Creo que las personas que son pared transparente siempre tienen una sala para el amor. Afortunadamente la vida le ha dado amigos, hijos, nietos, hermanas, pareja, para planchar junto a ellos la camisa de la alegría y la ilusión. Espero y deseo que tenga larga vida y sea feliz; imagínense la descarnada imagen de un presidiario, que por lo visto era inocente. La existencia de muchas personas es el encuentro entre el sufrimiento y la felicidad; afortunadamente lo pueden contar, otros/as decidieron beber de la taza de la eternidad por no poder soportar la vida.