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Póker de 'Soca'

Él pasado 26 de mayo, la voluntad de la ciudadanía expresada democráticamente en las urnas ha permitido ser al Partido Socialista ser la primera fuerza política de la ciudad de Castelló después de tres décadas, con unos resultados que hablan por sí solos, ya que con una participación realmente baja, los socialistas obtuvieron cerca del 35% de los sufragios y 10 concejales y concejalas, siendo la única fuerza política conjuntamente con una formación ultraderechista que desgraciadamente entrará en el consistorio de nuestra ciudad.

Estos resultados no son fruto de la casualidad, el buen trabajo llevado a cabo desde el gobierno municipal ha sido reconocido por la ciudadanía, pero el camino no ha sido nada fácil, ya que se han tenido que superar muchísimos obstáculos y más, teniendo en cuenta la herencia dejada del Partido Popular, que después de las dos citas electorales de este 2019, la ciudadanía ha dejado claro que no confía en el proyecto de los populares, aquel modelo de todo para nosotros y sin el pueblo, aquel modelo que anteponía los intereses y partidistas a los de la ciudadanía.

Gracias a la confianza de los ciudadanos y ciudadanas que apostaron mayoritariamente en la provincia por el proyecto socialista, se ha podido recuperar el mando después de mucho tiempo de la Diputación Provincial, el último bastión de los populares castellonenses.

Después de este breve análisis post-electoral, toca mencionar la actualidad de una de las piedras angulares de la sociedad castellonense, el CD Castellón, después de una salvación in extremis en una tarde de transistor en Castalia y la agonía de los días posteriores debido al recurso presentado por el CD Teruel por alineación indebida de la UE Cornellà que ponía en riesgo la permanencia del conjunto orellut, recurso que afortunadamente fue desestimado y todo se quedó como estaba en lo deportivo.

La tranquilidad a nivel deportivo después de una temporada convulsa ya era una realidad, pero las aguas empezaban a revolverse a nivel institucional tras el divorcio del máximo accionista y el presidente de la entidad, fruto de ello, durante las últimas semanas se ha hablado de posibles inversores, cantidades, etc? Nada nuevo, ya que estamos más que acostumbrados a ello. Pero si hay algo que me duele y mucho como aficionado y socio del CD Castellón es el uso que se hace de la entidad con fines puramente electoralistas, con vender a la afición grandes promesas y proyectos que finalmente se quedan en grandes bombas de humo, hemos tenido un claro ejemplo por parte de la candidata popular a la alcaldía presentando un proyecto de remodelación de Castalia con la presencia de directivos del club a tres días de las elecciones, afortunadamente, la ciudadanía tiene más que calados a los populares, que ya sabemos que cuando algo no va bien, prometen una obra faraónica para ver si cuela.

Pero no todo queda aquí, un directivo del conjunto albinegro pretendió con un tweet deseando «suerte» a tres formaciones políticas el día de la jornada de reflexión, intentando condicionar el voto de los aficionados del club. Siempre he sido partidario de no mezclar el deporte con la política, pero esta persona que trató de condicionar tendrá que digerir un resultado que no le habrá gustado. Después de unas elecciones, con los resultados en la mano y más ahora que las mayorías absolutas quedan lejos, toca la parte más complicada, que no es otra que las negociaciones en las que los partidos tratarán que afrontarlas como auténticas partidas de póker a cara de perro en las que deberán sacar su mejor mano para no verse debilitados.

Nos espera una semana de incertidumbre en cuanto a pactos se refiere, pero todos los pactos deben tener un objetivo claro, seguir haciendo de Castelló una ciudad mejor, de la que todos estemos orgullosos, que nuestra ciudad sea ejemplo de lo bien que se hacen las cosas y no nos vuelvan a vincular con aeropuertos sin aviones, loterías y casos de corrupción. Hace cuatro años cerramos la etapa más oscura de nuestra ciudad en tiempos de democracia y miramos hacia el progreso. Soñemos en grande.

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