El Colegio la Resurrección de Segorbe ha vuelto a abrir sus puertas como centro de acogida, tras casi dos años sin contar en sus instalaciones con menores. Y es que, debido a la decisión de la conselleria de Igualdad, en mayo de 2017, de trasladar a los 18 niños que residían en el centro a otros centros de la provincia por presuntas irregularidades que fueron puestas en conocimiento de la Fiscalía, los primeros de los 12 menores, de entre 6 y 16 años, llegaban ayer a Segorbe, al que será su nuevo hogar de acogida.

Cabe recordar que la decisión del traslado fue tomada por el Consell tras estudiar varios informes desfavorables de los inspectores, donde denunciaban supuestas irregularidades en el cuidado de los niños y acusaban a los cuidadores de darles «comida caducada» y «duchas de agua fría», así como de contar con desperfectos peligrosos en las instalaciones, gestionadas por las Hermanas Terciarias. Unas acusaciones que no pudieron ser probadas y quedaron desestimadas en Fiscalía.

En esta ocasión, el centro será gestionado por la Fundación Fray Luis Amigó, en las mismas instalaciones y con todas las irregularidades a nivel de infraestructura subsanadas, ya que la congregación de las Terciarias debe cumplir un año de sanción, a pesar de que finalmente, además, se archivó otro caso por «supuestos abusos sexuales» a una joven por parte de uno de los cuidadores, como hizo público días después del traslado la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra.

Por su parte, los vecinos de Segorbe mostraban ayer su alegría porque las instalaciones vuelvan a ponerse en funcionamiento, ya que, «para todos, el centro de la Resurrección siempre ha formado parte de la ciudad», manifestaban.

Así las cosas, ayer comenzaron a llegar los primeros menores hasta las instalaciones del centro y, en los próximos días, irán poco a poco llegando más niños, hasta 12, que son las plazas que se han solicitado.

Desde la conselleria de Igualdad y políticas inclusivas declinaron ayer confirmar o desmentir la reapertura de las instalaciones alegando «la necesidad de mantener en el anonimato público la residencia de estos chicos como dice la convención de los Derechos del Niño (CDN) en su artículo 16» y recordaron que «ante cualquier conflicto de intereses, debe ser el niño una consideración primordial y en el caso de los niños tutelados implica además salvaguardar su identidad y la intimidad de su ubicación».