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Don Pelayo no llegó a València

Hace ahora seis meses, Vox entraba en el Parlamento andaluz con doce escaños. Desde ese momento y a medida que se acercaba la siguiente cita con las urnas -elecciones generales y autonómicas valencianas- el partido de Santiago Abascal desplegaba una calculada campaña en torno a temas que suscitan una especialidad sensibilidad en la sociedad: paro, corrupción, inmigración, unidad territorial, expansión del catalanismo?

Ese discurso se barnizaba con un sentimiento de nostalgia de tiempos gloriosos, siglos de oro y épocas unidas a personajes como don Pelayo, Isabel la Católica, el Gran Capitán, Blas de Lezo y otros héroes de tiempos pasados que no se tuvo reparo en usar en campaña. De hecho, no había día que no te llegara al teléfono móvil un mensaje con la foto de alguno de estos personajes, un vídeo de Santiago Abascal o de Javier Ortega Smith en tono legendario, un brindis patriótico rescatado de los tercios de Flandes, homenajes a las Fuerzas de Seguridad y al Ejército, banderas, himnos y soflamas? Parecía que la estrategia iba por buen camino. En los mítines, los recintos estaban abarrotados y se proclamaba la victoria inminente. Ya había quien hablaba de que Vox podría ser la segunda o la tercera fuerza política valenciana. La verdad es que no se produjo tal cosa, pero Vox obtuvo 24 diputados: más del 10% de los ciudadanos le entregó su voto. En Valencia, Paterna, Gandía, Silla, Oliva, Torrente, Utiel, Alicante, Elche o Castellón superaron con creces esa media, lo que hacía vaticinar un importante desembarco de concejales de Vox en las ciudades de la Comunitat Valenciana. No fue así. Un mes después, llegadas las municipales, en las principales ciudades valencianas los porcentajes de Vox se desplomaron más de la mitad.Pueden buscarse múltiples razones a la caída de Vox. La impresión que flota en el ambiente político es que los líderes se desentendieron de los comicios. Es cierto que en las elecciones locales los primeros espadas de las grandes formaciones no se prodigaron precisamente en recorrer los municipios valencianos, pero el engranaje de unas organizaciones ya experimentadas en múltiples campañas suplía esas ausencias. No es el caso de Vox.

La sensación que ha quedado entre los candidatos municipales de Abascal es que sus máximos responsables nacionales y autonómicos, tras haber conseguido su sillón un mes antes, les dejaron a su suerte. Don Pelayo, el Gran Capitán, Blas de Lezo y los Tercios no acudieron en auxilio de sus conmilitones. Ni siquiera se asomaron a los teléfonos móviles en vídeos, fotos y proclamas?

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