El único concejal de Vox que en este mandato formará parte de la corporación municipal, Luciano Ferrer, arremetió ayer contra la gestión realizada durante estos últimos cuatro años, además de evidenciar una postura rancia en cuanto a los derechos de las mujeres.
En su discurso, Ferrer dijo «no entender» que «se haya invertido tiempo, dinero y recursos para que la letra 'n' desapareciera del nombre de Castelló» y que «la persecución de la Cruz es una demostración del interés de algunos por lograr sus caprichos marxistas». «Para el último equipo de Gobierno ha sido más importante apoyar decisiones sectarias, ideológicas, oportunistas, pero carentes de utilidad para los habitantes de nuestra ciudad, y cuya única utilidad es servir a unas ideologías que buscan el confrontamiento y la discriminación, pero revestidas con el disfraz de igualdad y democracia».
Asimismo, instó a la implantación de la Concejalía de Familia para «apoyar a las mujeres desde el momento de la concepción de una nueva vida», lo que se podría interpretar como una oposición al aborto. También hizo alusión a la violencia machista, aunque no se atrevió a pronunciar estas dos palabras, y lo hizo cuestionando «la presunción de inocencia de los hombres, en general» y que «no acabaríamos nunca de enumerar los agravios cometidos», obviando que, desde 2003, más de mil mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex parejas.
Por último, manifestó que «estaremos radicalmente en contra de todo aquello que atente contra la unidad de España, incluyendo los devaneos pancatalanistas de varios de los componentes de este ayuntamiento». «Nos tendrán enfrente para todas aquellas políticas sectarias y marxistas que suponen división, desprecio, supremacismo y animadversión hacia una parte importante de nuestros habitantes», concluyó.
