La última campaña de excavaciones realizada durante este julio en el yacimiento del Puig de la Misericordia, situado en el cerro de la ermita de los patronos de Vinaròs (Castelló), ha dado como resultado valiosos hallazgos como restos de cráneos de bebés, supuestamente sacrificados formando parte de un ritual.

Se trata de fragmentos de cráneos de niños de muy corta edad --recién nacidos o de tan solo varios meses de vida-- procedentes de los recién descubiertos tres enterramientos rituales, según ha apuntado este lunes el arqueólogo director de los trabajos, Arturo Oliver, jefe del servicio provincial de Arqueología de la Diputació de Castelló.

La campaña también ha permitido sacar a la luz dos collares de bronce prácticamente íntegros que ahora están en tratamiento para que no se deshagan, broches, restos de cerámica y de animales, entre otros objetos. Destaca también el hallazgo de conchas utilizadas en la arquitectura: "La concha es un símbolo de la fecundidad por su parecido con los genitales femeninos, ya hallamos pechinas en los muros del II a.C. y ahora, bajo un agujero donde se ponía la columna para sustentar los techos, hemos encontrado una pechina situada allí como un ritual".

En la campaña 2019 se ha trabajado en los restos del VI a.C. y también una pequeña estancia en los niveles del VII a.C. "No podíamos continuar bajando por un problema de estabilidad de los muros, pero esto nos ha permitido centrarnos más en la superficie y poner al descubierto más ámbitos del edificio y observar perfectamente su distribución y su funcionamiento", ha subrayado Oliver. Además, se ha localizado la puerta de acceso "lo que permite saber mejor la manera en que se circulaba por el interior del poblado y las dependencias del VI".

Evitar desmoronamientos

Tanto el arqueólogo como la concejala de Cultura, Anna Fibla, han destacado que resulta prioritario trazar un plan de conservación y consolidación de los muros, algunos de hasta tres metros de altura, además de continuar con las excavaciones hasta acabar todo lo datado en el VI a.C. Es necesario tomar medidas para sustentar los muros y evitar desmoronamientos, como los del pasado otoño a causa de las fuertes lluvias, han dicho.

Los trabajos de excavación de esta campaña, finalizada el pasado 20 de julio, también han ido a cargo de la Diputación de Castellón con la colaboración del Ayuntamiento de Vinaròs, como en los anteriores veranos, bajo la dirección de Arturo Oliver y con la ayuda de estudiantes universitarios. Pueden ser necesarias cuatro campañas más anuales para dejar el poblado totalmente excavado, ante lo que el arqueólogo ha apostado por que se fomente su aprovechamiento social, turístico y didáctico ante lo fácil de su acceso, "por lo que es una lástima que no se aproveche más".

Este poblado es singular porque se remonta al VII a.C y fue ampliado en el V a.C. por tratarse de un conjunto residencial donde vivía la élite social de aquella época. Al sufrir en el VII a.C. un incendio que lo destruyó por completo, sus pobladores lo abandonaron todo allí, lo que ha permitido numerosos hallazgos. "Encontramos cerámica, materiales de bronce, restos animales y vegetales, que permite estudiar también la arquitectura y el entorno y la ecología del momento, qué tipo de agricultura tenían y la economía que tenían".

Este poblado es uno de los importantes de toda la cultura ibérica con más de 2.700 años de antigüedad, no solamente por su singularidad, sino también porque abarca todas las fases ibéricas. Los restos hallados este verano han sido depositados en el Museo de Bellas Artes de Castellón, donde también permanecen los anteriores hallazgos.

Las primeras excavaciones en El Puig de Vinaròs comenzaron en el año 1980 pero después estuvieron paradas hasta 2013, cuando se reiniciaron, y desde entonces se hacen campañas cada verano.