La Guardia Civil investiga a un hombre por abandonar y dejar morir a 100 gallinas en una granja de Soneja. Las pesquisas por un posible delito relativo a la protección de la flora, fauna y animales domésticos arrancaron el pasado día 20, después de que un vecino diera la voz de alarma en el cuartel de la Benemérita de Segorbe de que en una explotación avícola de la vecina localidad del Alto Palancia podrían encontrar los cadáveres de unas gallinas.

Una vez en el lugar, cara al esclarecimiento de los hechos y a identificar al autor, los agentes del Seprona comprobaron que la instalación se dedicaba a la producción de huevos camperos, pero que estaba aparentemente abandonada. La finca estaba completamente vallada, pero no vieron ninguna gallina en todo el perímetro de campeo.

Y, además del evidente estado de abandono de la instalación, comprobaron que había una rotura en la valla, que les permitió acceder al interior de la nave, donde se encontraron con los cadáveres momificados de unas 100 gallinas, cubiertas de gallinaza y telarañas, con los comederos y bebederos completamente vacíos.

Con el expediente abierto, los guardias civiles identificaron y localizaron al propietario, un hombre de 46 años, vecino de Estivella, como un presunto autor de un delito relativo a la protección de la flora fauna y animales domésticos en el interior de la granja avícola de Soneja.

El alcalde del municipio, el socialista Benjamín Escriche, explicó a Mediterráneo que fue un vecino quien alertó de la situación de las instalaciones y del estado de abandono e insalubridad de la zona. Desde la Guardia Civil se agradeció esta colaboración ciudadana. El primer munícipe señaló que el dueño de la explotación, que llevaba abierta un par de años, no era vecino de Soneja.

Un negocio que quedó a medias

El impulsor del proyecto montó una granja con 500 gallinas, pero tenía pensado sumar hasta 2.000, pero, según explicó ayer, por motivos económicos abandonó el negocio. «Por circunstancias de la vida tuve que dejarlo; me salió trabajo fuera de la Comunitat, nadie me quería comprar los animales para matadero y tuve que regalarlos. No pude hacer nada más», señaló a Mediterráneo.

Vándalos

Tras el abandono de la explotación, los vándalos entraron reiteradamente, desmantelándola por completo, llevándose todo el material que aún quedaba en su interior y dejando la valla perimetral completamente a merced de quien quisiera acceder a la finca. Las diligencias de la instrucción del caso han sido ya remitidas al Juzgado de Instrucción número 1 de Segorbe.