Absuelto. El tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial considera que no existen pruebas suficientes para condenar a un vecino de l’Alcora, acusado de abusos sexuales a su hija de siete años. El hombre se sentó el pasado noviembre en el banquillo de los acusados y defendió su inocencia. «Por jugar con mi hija parece que soy un pedófilo», criticó el procesado, para quien la Fiscalía solicitaba seis años de cárcel y seis de libertad vigilada.

Los magistrados estiman que las pruebas periciales del caso no son suficientes para enervar la presunción de inocencia. La sentencia, asimismo, incide en que la niña --declarada en desamparo en el 2017 y tutelada desde entonces por la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas-- había crecido en un ambiente desestructurado. La madre, con un historial de adicciones y problemas diversos, cedió la custodia al padre y no se presentó al juicio, donde debía declarar como testigo, al estar en paradero desconocido.

Testimonio de él

«Solo he hecho mi papel de padre, la he llevado al colegio, le compré ropa, mejoró en los estudios. Nunca la he tocado, por jugar con mi hija parece que soy un pedófilo», señaló el procesado ante la presidenta del tribunal de la Sección Segunda.

Aunque el forense que examinó a la niña y la psicóloga que la trató dijeron que «los hechos que narra la menor son razonablemente verosímiles», la Justicia considera que no hay pruebas suficientemente contundentes.

La menor declaró por videoconferencia y dijo en repetidas ocasiones: «Me hizo lo que él hace con su novia». En todo momento la afectada mantuvo que su progenitor permaneció con la ropa puesta y que no le hizo daño.

Una familia disfuncional

Como ya recogiera este periódico tras el juicio, una de las cuestiones de debate en la vista oral fue el conocimiento que tenía la pequeña sobre lo que significa tener sexo.

La defensa sostuvo que la pequeña ha vivido durante cinco años en una familia «disfuncional, con una madre con problemas adictivos a la que solía ver y escuchar hacer el amor junto a sus parejas», por lo que defendió que «la niña sufrió una fantasía convertida en realidad».