La problemática histórica que tiene el litoral sur de Castelló con la degradación de su costa podría agravarse en el futuro más inmediato debido a las consecuencias del cambio climático. Un informe presentado recientemente por el Ministerio de Transición Ecológica y el Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria concluye que la costa mediterránea es una de las más expuestas de toda España a efectos vinculados al calentamiento global como el aumento del nivel del mar, el oleaje o la temperatura marítima, y advierte de las repercusiones para la provincia.

El estudio prevé que hasta el 2028, la costa subirá entre 17 y 35 centímetros en el litoral autonómico, mientras que las proyecciones cara a finales de siglo hay varios escenarios que prevén un incremento del nivel del mar de medio metro o incluso más. Las zonas litorales son uno de los espacios más sensibles al calentamiento global porque, tal y como explicó el coordinador del estudio, Iñigo Losada, «afectará a bienes, ecosistemas e infraestructuras». ¿Cómo se traducirá ello en la provincia? Aunque la investigación no entra a fondo, la idiosincrasia de la sociedad y la economía castellonense sitúan en el foco las viviendas situadas en primera línea --con la costa sur de nuevo como máxima afectada-- y el sector turístico, que podría verse afectado por el empeoramiento de los ecosistemas litorales, fundamentalmente las playas.

A ello cabe añadir que otra de las consecuencias del calentamiento global que todos los expertos prevén para el Mediterráneo es un aumento de los temporales o gotas frías, con el consiguiente riesgo de gotas frías y oleaje, que provocarán una progresiva erosión de la costa.

Prueba del riesgo que supone el calentamiento global para la costa provincial es que la ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, se refirió concretamente a Castellón durante la presentación del estudio. En concretó, explicó que ya se han redactado, y «se están implementando mediante la redacción de los correspondientes proyectos, las estrategias para la protección de la costa de Huelva, Granada, Barcelona y las del sur de las provincias de Castellón y Valencia».

Falta de inversiones

Con todo, a día de hoy Castellón ya tiene un grave problema de degradación de las playas que, según la Estrategia de adaptación al cambio climático de la costa española, está provocado por «la disminución de los sedimentos de los ríos y a la interrupción de la dinámica litoral por la construcción de infraestructuras portuarias».

Debido a la falta de inversiones, este fenómeno de regresión del litoral se agranda después de cada temporal (la provincia está hoy en alerta naranja por fenómenos costero y mañana será momento de hacer un nuevo balance). La lentitud de la administración central a la hora de actuar provocó que varios alcaldes forzaran una reunión en Madrid el pasado octubre con el subdirector general de Sostenibilidad de la Costa y el Mar, Ángel Muñoz. Acudieron los primeros ediles de Almenara, la Llosa, Xilxes, Moncofa, Nules, Burriana y Almassora, y todos ellos regresaron de allí con una nueva promesa que pasa por iniciar las obras de construcción de nuevos espigones a finales del 2020.

A diferencia de lo que ocurre con otros escenarios derivados del cambio climático, por ejemplo con la reducción de emisiones, expertos como Losada aseguran que el aumento del nivel del mar es ya difícilmente evitable y las medidas solo servirán para hacer realidad los escenarios más optimistas.