Querían unir la celebración de la Nochevieja con el día de Reyes, pero tras cinco días de 'rave' ilegal en las instalaciones de la planta de purines de Sant Mateu, la Guardia Civil logró cortar la música y paralizar el evento ayer. Lo hizo sin proceder al desalojo a la fuerza de los asistentes, a pesar de estar ocupando una zona sin ningún tipo de autorización, y a punto de culminar sus intenciones.

La Benemérita se limitó a explicar en una nota que el montaje de sonido desplegado en la fiesta fue desactivado desde primeras horas de la mañana, con lo que dieron por finalizada esta quedada, «sin ningún tipo de incidente al respecto», y a dejar que los participantes que aún quedaban en el interior salieran de manera progresiva.

Las dependencias, situadas a las afueras de Sant Mateu, son propiedad de la Diputació de Castelló. El responsable de su área de Desarrollo Rural, Santi Pérez, fue el que formalizó la denuncia por estos hechos y mencionó que, desde el primer momento, «hubo contacto entre nuestra institución, la Subdelegación del Gobierno y la Guardia Civil, y se optó por negociar con los participantes para que se marcharan sin tener que proceder al uso de la fuerza». En el caso de que los asistentes no hubieran accedido a silenciar los equipos «se hubiera actuado de otra forma, puesto que a la vez ya estaban tramitadas las autorizaciones para que los agentes entraran y dejaran vacía la planta», añadió.

Buena parte de las personas participantes fueron convocadas a través de cadenas de mensajes de Whatsapp. Las salidas se hicieron de manera escalonada por el posible consumo de drogas. «El operativo prefirió que esta gente descansara en sus vehículos, y una vez pasados los efectos de las sustancias, pudieran salir sin causar riesgo en las carreteras», incidió Pérez.

Operativo

Al igual que en las jornadas anteriores, la Guardia Civil desplegada en las inmediaciones paró a quienes abandonaban la instalación. En primer lugar, para evitar que volvieran a entrar; y por otro lado, para saber quiénes eran. «Hay que tener en cuenta que había aparatos de sonido de grandes dimensiones, y un grupo electrógeno, que alguien habrá contratado», comentó el diputado.

Calculan que en el transcurso de esta fiesta acudieron cerca de 600 personas. «Estaban dentro de una propiedad y, en el caso de que hubiera ocurrido algún incidente, sería un problema esclarecer las responsabilidades», dijo el denunciante.

Al mismo tiempo, negó la visión que ofrecieron algunos de los que se apuntaron a la rave: «No era una celebración alternativa, sino que hay quien ha hecho negocio con esto».