El turismo sigue siendo en Castelló la gallina de los huevos de oro. El atractivo de la provincia parece inagotable y, tras el pequeño bache del 2018, los números vuelven a ilusionar. Los hoteles, campings, apartamentos turísticos y casas rurales recibieron el año pasado 1.970.233 viajeros, un 8,6 % más que durante el ejercicio anterior. Y todo eso sin tener en cuenta la gran cantidad de visitantes que se alojaron en segundas residencias o en viviendas de familiares y amigos. Si se incluyen a estos últimos, la cifra roza los 4,5 millones. Lo más positivo es que este año no hay nubarrones a la vista y, de cumplirse todos los pronósticos, todo apunta a que seguirán llegando más turistas con lo que mejorará la rentabilidad de un sector que nunca ha parado de dar alegrías

El 2019 cerró de forma positiva en la llegada de turistas y lo hizo en todos los tipos de alojamientos. Casi 1,3 millones de viajeros eligieron uno de los hoteles de la provincia para pasar sus vacaciones, un 4,8 % más y pese a las voces que ya hablan de síntomas de agotamiento del modelo de sol y playa, los establecimientos de la costa volvieron a llenar en verano. Un ejemplo. Durante el mes de agosto, 189.074 turistas se alojaron en alguno de los hoteles del litoral, casi 14.000 más que durante el mismo mes del 2018.

Pero no solo a los hoteles les va bien. Los apartamentos turísticos cerraron el año con 320.388 viajeros, un 12,8% más que en 2018, según datos de Turisme Comunitat Valenciana y del Instituto Nacional de Estadística (INE). Y eso que la oferta de plazas se ha frenado en seco. «Para el sector de los apartamentos vacacionales 2019 ha sido un buen año y este 2020 pinta todavía mucho mejor», apunta David Moreno, de la inmobiliaria Casa Mediterránea, y que gestiona viviendas vacacionales en Benicàssim y Castelló. «Quienes se alojan en alguno de nuestros apartamentos son viajeros de clase media y alta. Hay muchos nacionales, pero cada vez tenemos más clientes internacionales, sobre todo daneses, franceses o británicos», describe.

Otro actor del sector turístico que hace años que no conoce los números negativos es el cámping. Si en 2018, un total de 266. 389 turistas decidieron pasar sus vacaciones en una de las 43 instalaciones de este tipo con las que cuenta Castellón, el año pasado las cifras fueron todavía mejores: casi 269.000 viajeros y 2 millones de pernoctaciones. «Este año esperamos mejorar todavía más los datos. La demanda extranjera ha aumentado en invierno y estamos peleando para conseguir que también se incremente en verano», explica José María López, presidente de la Asociación de Cámpings de Castelló.

El cámping seduce cada vez a más clientes, mientras el sector lucha por acabar con la competencia desleal. «A los empresarios la Administración nos pone mil y una trabajas para poder ampliar nuestros negocios o abrir nuevas instalaciones y, sin embargo, permite que haya zonas libres como la que existe justo al Aeroclub de Castelló. ¿Ese es el turismo que queremos?», se pregunta López.

Buena parte del éxito de los datos hay que achacarlo al mercado nacional, que en Castelló supone el 20%. El año pasado, más de 1,7 millones de visitantes españoles se hospedaron en la provincial, fundamentalmente procedentes de Madrid, las otras dos provincias valencianas, Aragón, Cataluña o Castilla la Mancha, se alojaron en hoteles, cámpings o apartamentos de la provincia. La demanda internacional también fue a más. En el caso de los hoteles aumentó un 3,5%, y en los alojamientos extrahoteleros lo hicieron un 4,5%. Y una de las claves podría ser el aeropuerto. El año pasado 125.000 viajeros utilizaron las instalaciones de Vilanova d'Alcolea y para este 2020 las previsiones apuntan a cerca de 175.000. «El trabajo realizado en las últimas campañas va a permitir que este año el aeropuerto dé un salto cualitativo, incidiendo de forma directa en el sector turístico provincial», sentencia Francesc Colomer, secretario autonómico de Turisme.