Encontrar mesa libre para tomar un café en una terraza en Castelló, dado el aforo limitado, puede requerir un tiempo de espera. Pero si hablamos de la restauración de la zona costera, quedar con los amigos para comer o cenar un fin de semana, puede conllevar incluso lista de espera.

Las patronales de la hostelería de Castellón confirman que la vida social se va animando, pese a las restricciones por el covid-19, aunque la rentabilidad y el rescate de personal de los ERTE todavía está limitado por el aforo.

El presidente de la Asociación de Hosteleros de Castelló (Ashocas), Álvaro Amores, confirmó que los establecimientos «están registrando muchísima afluencia», sobre todo de cara a los fines de semana. «En mi caso, ya desde el jueves se animan las reservas, y aún más viernes y sábado. Tenemos triple turno de comida y cena; y este fin de semana y los dos próximos completos», relató.

Con todo, siempre se puede ajustar una nueva reserva de si un cliente acaba antes. «Pero lo aconsejable en general es la reserva previa. El buen tiempo acompaña y, sobre todo en la costa, la actividad de restauración va muy bien», dijo. Una de las demandas a los ayuntamientos, por parte de Ashocas, que pedía ampliar el horario para cerrar más tarde, por ahora, no se ha conseguido; y el cierre máximo es a las 1.00 horas, aunque en verano en zonas turísticas se piden permisos especiales para alargar el servicio.

En la misma línea, desde la patronal turística Ashotur, su responsable de Hostelería, Rubén López-Vera, coincidió con que «aunque solo están abiertas las terrazas a la mitad del aforo habitual, el cliente está respondiendo fantásticamente. La sensación es muy buena. Siempre están llenos, como mínimo, un par de turnos en los restaurantes».

Con todo, matizó que «entre semana, se sufre» más en comidas y cenas; las cafeterías sí van bien. Y es que, agregó, «la provincia es una zona en la que en estas fechas ya teníamos turistas vascos, madrileños o aragoneses, que no están --por la prohibición de movilidad interprovincial--». Relató que en Benicàssim, cuya costa se anima con la segunda residencia de Castelló; o del propio Grau, la demanda está asegurada, pero en Orpesa, que dependen más del turismo nacional, está más parado.

Si el pistoletazo de salida de las terrazas, aunque con aforo limitado al 50%, hace un balance positivo de la clientela, el sector espera algo más de oxígeno mañana, con la entrada en la fase 2, que permitirá por fin poder servir en el interior de los locales, al 50%, aunque aún con la barra inoperativa. En la actual fase solo se permite a bares y restaurantes de municipois de hasta 10.000 habitantes, de baja densidad, abrir el acceso al interior, al 40%.