La sombra del trágico pasado bélico es alargada y no es extraño encontrar a lo largo de todo el territorio español artefactos que no llegaron a explotar en huertos, subsuelo e incluso guardados en casas particulares. Pero ¿en el interior de una tumba?

El inusual hallazgo ha sucedido en el cementerio de Burriana, para sorpresa de sus trabajadores, que en las labores de vaciar uno de los nichos del camposanto dieron con un objeto pesado y al analizarlo más detenidamente vieron con estupor cómo en su interior había piezas de metralla. Son diversas las teorías que barajan, pero el misterio del proyectil está servido.

La tarea, en principio cotidiana, de actualizar los espacios disponibles en el ala antigua del recinto funerario se vio alterada y se convirtió casi en un trabajo de riesgo para los empleados municipales. Y es que al llegar al nicho número 134, en la fila quinta, todo parecía normal, hasta que de entre los restos apareció un objeto circular que confundieron con el rulo que se utiliza habitualmente para deslizar el ataúd en la sepultura.

No obstante, tras la extrañeza inicial, observaron que el artefacto de metal albergaba en su interior bolas de plomo, por lo que avisaron inmediatamente a Policía Local y Guardia Civil para que determinaran su posible peligrosidad.

¿Qué es exactamente?

Las pesquisas iniciales apuntan a que se trata de una granada metrallera, también conocida como shrapnel, un tipo de proyectil con una carga compuesta por cientos de balines de plomo endurecido, muy utilizado en la guerra civil. Con todo, la cuestión es... ¿cómo ha podido llegar hasta ahí?

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José Borillo, uno de los trabajadores presentes en el descubrimiento, explica que se dan dos hipótesis. La primera confirmaría su primera sospecha, que sencillamente el enterrador de la época cogió lo primero que tuvo a mano para ayudarse en la tarea de introducir la caja fúnebre en el espacio asignado. Por otra parte, podría tratarse de un último deseo del fallecido que, por algún significado especial, deseara llevarse ese objeto hasta la sepultura, una práctica bastante habitual en los enterramientos, según puntualiza el trabajador.

Técnicos del Tedax se han llevado el proyectil para examinarlo de cerca y el Ayuntamiento buscará entre sus archivos el último registro de la tumba para conocer la identidad del fallecido y, así, obtener alguna pista más sobre este paradigmático enigma aún sin resolver.