Dos años de cárcel, nueve meses de trabajos en beneficio de la comunidad, una orden de alejamiento y 3.000 euros de indemnización. Es la pena impuesta a un hombre que cometió en Castelló seis delitos de maltrato en el ámbito familiar, uno de amenazas, otro de vejaciones y otro de maltrato habitual. La víctima fue su mujer y madre de sus dos hijos, quien, como consta en la sentencia a la que ha tenido acceso Mediterráneo, sufrió golpes, insultos, menosprecios y graves amenazas.

Los hechos por los que ahora ha sido condenado se remontan al 2010. Ese año se produjo el primero episodio de violencia de género, cuando el hombre agarró fuertemente del cuello a su mujer, la tiró al suelo y le propinó varios golpes en la cara, mientras la tenía inmovilizada. La sentencia recoge, asimismo, otro capítulo de violencia machista cuando la víctima acababa de dar a luz a su primer hijo. La afectada le pidió a su pareja que la ayudara a preparar el biberón, a lo cual él respondió diciéndole que era una «inútil» y que «no sabía hacer nada». El hombre cogió al bebé con una sola mano y cuando la madre se lo quitó por miedo a que sufriera algún daño, el maltratador reaccionó violentamente tirándole varios objetos a su mujer y vertiéndole encima un litro de cerveza. Además, tal y como consta en el documento judicial, le restregó por la cara un pañal usado del menor, al tiempo que le propinaba varios golpes --uno de ellos en la cara al quitarle el teléfono que ella había cogido para pedir ayuda--.

 Semanas después, la Justicia ha declarado probado que el hombre le tiró una lámpara a la mujer y que, estando ambos en un puente cercano a un centro comercial, la agarró del brazo y le dijo «te voy a tirar». En esta última ocasión, tuvieron que intervenir un grupo de jóvenes que pasaba por el lugar para que el varón la soltara.

Estando ella embarazada

La situación de maltrato se prolongó durante varios años, pues en el 2014 y estando la mujer embarazada de su segundo hijo, le pidió colaboración al marido en las tareas del hogar, a lo que él respondió arrancando una leja del pasillo de la casa y arrojándosela.

Más tarde, el ya condenado le propinó una patada a la víctima  en los glúteos, lo que hizo que cayera al suelo, siendo este hecho presenciado por su hijo, que intentó defender a su madre con un paraguas. En otra ocasión, le puso la zancadilla a la madre de sus hijos, la hizo caer al suelo y la cogió del cuello, espetándole: «¿sabes lo fácil que me sería doblarte el cuello y matarte?». En el año 2015 el niño mayor de la pareja también sufrió la violencia de su padre, que le dio patadas en los glúteos y puñetazos para obligarlo a subir unas escaleras -- si bien no consta que el pequeño tuviera lesiones--.

Como consecuencia de todos estos hechos, la mujer sufrió un trastorno ansioso-depresivo con síntomas de ansiedad, trastornos del sueño y sentimientos de culpabilidad, como consta en la sentencia. 

Aunque la defensa ha recurrido la condena y pidió una eximente incompleta de alteración psíquica, el tribunal lo ha rechazado, pues los forenses dijeron que el hombre no sufre problemas psicopatológicos significativos.