“Su hijo era su vida y era amante de Burriana, nunca hubiera vivido en otro sitio que no fuera aquí”, destaca Gemma, pareja de Ramón Usó. “Ya le estamos echando de menos”, admite Roger Sanchordi, directivo y entrenador del CB Burriana, con quien compartía su pasión por el baloncesto. “Era muy amigo de sus amigos y un gran compañero de viaje, muy ameno y divertido. Nos lo pasábamos pipa juntos”, añade Joan Garí, escritor que viajó en numerosas ocasiones con él.

El dolor en Burriana por el fallecimiento de Ramón se ha extendido en los muchos campos en los que trabajó, colaboró y se involucró activamente. Su gran pasión, como reconoce su pareja, Gemma, era su hijo de 14 años, Juan Carlos: “Era más que un padre; era su mejor amigo. Estaba involucrado al cien por cien y no sabía vivir sin él”. De hecho, de la mano de su hijo se introdujo en el CB Burriana, en el que llegó a ser directivo, fotógrafo y a gestionar la web del club. Más de lo mismo se puede decir con respecto al colegio Illes Columbretes, donde entró en el AMPA a raíz de la entrada de su hijo y pasó de ser vocal, a tesorero y presidente de dicha asociación.

El campo en el que más destacó profesionalmente, eso sí, fue el de la fotografía, llegando a ganar varios premios de ámbito nacional. “Trabajó para varias revistas de motor y cubría concentraciones de la marca Harley Davidson en toda España, Francia, Italia… También hizo fotografía de cocina y de moda para mi firma Pelirroja Moda Infantil”, subraya Gemma, su pareja.

Uno de los campos de la fotografía en los que más destacó fue en la de viajes, compartiendo experiencias con el escritor de Burriana Joan Garí, con quien iba a publicar en septiembre el libro ‘Cosmopolites amb arrels’. “Viajamos por todos los continentes menos Oceanía. Yo escribía los textos y él hacía las fotos, que vendíamos a los distintos medios de comunicación. Conocía a mucha gente y ha sido un golpe muy duro”, afirma Garí, que recuerda que mantenía una estrecha relación con Ramón Usó desde hacía dos décadas: “Trabajamos mucho juntos y vivimos muchas anécdotas confesables e inconfesables”.

Cuentan quienes mejor le conocieron que Ramón tenía “una gran vitalidad y estaba pendiente de una barbaridad de cosas, pues también ayudaba en un negocio familiar”. De hecho en su juventud se volcó en el atletismo como en los últimos años hizo en el baloncesto: “Cuando empezó a ayudarnos el resto de clubs alucinaban con nuestras fotos; era un crack, un tío muy especial, brillante, chisposo y entusiasta”, concluye Roger Sanchordi.