El artista castellonense Juan Ripollés califica de «una sorpresa, una barbaridad» y una «animalada» lo sucedido con su mural de la plaza de la Paz. La obra, dedicada al mundo del circo, ha ornamentado durante años la medianera de un edificio del corazón de la capital de la Plana. Sin embargo, para su estupor, ahora aparece cubierta de blanco. «No me han dicho absolutamente nada», lamenta.

Ripo recuerda que «fue idea de Antonio Tirado --entonces alcalde de Castelló-- el hacer un museo al aire libre que formara parte del patrimonio de la ciudad». Un mural de 600 metros que Ripo pintó: «Fue un regalo que hice a la ciudad a mediados de los 80», añade.

El Ayuntamiento no da explicaciones

El periódico Mediterráneo, del mismo grupo editorial que Levante-EMV, se puso ayer en contacto con la concejala de Cultura, Vero Ruiz, para pedir aclaraciones respecto a lo ocurrido. Fuentes de su gabinete señalaron que la actuación la hace o autoriza Urbanismo, a quien remitieron. Desde este departamento, sin embargo, no ofrecieron ninguna explicación al respecto. 

La finca requería unas obras de albañilería debido a los problemas de filtraciones que sufría. «El mural estaba viejo, había que hacer una inversión muy grande y nosotros queríamos que se impermeabilizara debidamente. Finalmente, hemos reparado los agujeros que había en la fachada. Se podía meter un puño en ellos. Como no nos daban licencia, no podíamos reparar y se fue deteriorando más», relata uno de los vecinos, quien indica que «se podía haber hecho más por parte del Ayuntamiento», que hizo dos informes con dos años de diferencia.

«Nosotros le dijimos al consistorio que íbamos a reparar, como se reparó hace años, en que Ripollés se subió arriba y pintó lo estropeado». En aquel entonces, «nosotros reparamos y ellos reconstruyeron el mural, el andamio lo pagamos a medias entre el Ayuntamiento y los vecinos. En esta ocasión, sin embargo, el consistorio no ha sido partícipe», aclaran.

Los vecinos repararon las filtraciones

«Después de años con una respuesta negativa y muy agresiva por parte del Ayuntamiento de que no tocáramos nada para reparar nosotros, y que ellos no querían hacerlo, al final nos tocó pasar a la acción. Han sido cuatro años en los que se han sufrido inundaciones en cinco o seis pisos y nos dieron la licencia», añaden.

«De punta a punta del edificio había grietas y el Ayuntamiento no dejaba reparar», indica el mismo afectado, agregando que fueron a un abogado y critican que no obtuvieron respuesta en tiempo y forma. «Tuve que atravesar con un destornillador la escayola para que no se cayera toda y son 16 metros de fachada», agrega.

Ripollés no pudo ocultar su malestar y censuró el «abandono» al que está siendo sometida su obra. «Soy un hombre de trabajo, silencio y de retiro», abundó, recalcando que no acude a eventos públicos. «Toda la obra que tengo en Castelló la encargaron entidades privadas», señaló. La escultura de las manos la solicitó la firma que renovó la avenida de València. «Un vendaval desmanteló la obra monumental y las palomas que formaban parte de ella aún no han sido repuestas».