El 29 de agosto de 2005 tocó tierra en Nueva Orleans el que se convirtió en uno de los huracanes más potentes y destructivos de la historia de Estados Unidos, el 'Katrina', que cuatro días después había dejado al 85 por ciento de la ciudad estadounidense bajo el agua.

Algunos de los pingüinos del zoo Moody Gardens, que quedó completamente inundado, lograron sobrevivir gracias a que se refugiaron en lo alto de una pequeña montaña rocosa que decoraba la que había sido su instalación.

De eso ya han pasado cuatro años, pero 'Chepi', 'Martini', y 'Anderson', algunas de estas aves que hoy viven en Faunia, el parque temático de la naturaleza de Madrid, aún precisan de la dedicación constante de sus cuidadores para completar su rehabilitación.

El paso del huracán les provocó diversas heridas, sobre todo contusiones por los golpes que debieron sufrir durante las casi cuatro semanas que tardaron en ser rescatados los animales, que, además, ya superaban los 18 años, edad a partir de la cual se considera viejo a un pingüino.

Llegaron a Madrid seis meses después, tras haber pasado por varios zoológicos estadounidenses, donde "no consiguieron hacerse un sitio", explica a Efe la responsable del Ecosistema Polar del parque, Yolanda Martín, quien asegura que cuando los vio por primera vez pensó que "no aguantarían".

"Venían casi todos calvos, con heridas en las patas, malformaciones en las uñas, muy delgados y, sobre todo, se mostraban muy desconfiados: les daba miedo el agua, no nadaban y nos costaba mucho que comieran", detalla Martín.

Sin embargo, hoy las cosas han cambiado y cada uno de estos pingüinos cuenta con una historia de supervivencia que ha terminado en final feliz.

Se trata de historias curiosas, como la de 'Chepi', la pingüino más anciana del grupo que la confusión o, tal vez, las "ganas de sentirse protegida", le han llevado a "creer" que forma parte de la selecta colonia de los pingüinos rey, una especie que, entre otras cosas, le dobla en altura -ella pertenece a los barbijos, una de las especies más pequeñas de pingüinos que apenas llegan al medio metro-.

Por su parte, 'Martini', otro de los supervivientes, no ha podido hacer frente a las cataratas, y hace unos días los veterinarios confirmaron que se había quedado ciego.

Lejos de deprimirse, el viejo 'Martini' no ha dejado que la ceguera arruine su 'retiro dorado' en Madrid, y, aunque ya no se atreve a los chapuzones de antes, aún se da sus paseos por la instalación, se refresca con la nieve y se relaja al calor de los focos, porque después de todo ha pasado por cosas peores.

'Betty' y 'Kugler' este verano han recobrado casi todo su plumaje, mientras que 'Anderson', al que llaman 'El Ermitaño', anda siempre observando, pensativo, "como si después de todo lo que ha pasado ya hubiera encontrado la paz interior", comenta Martín.

El trabajo de los cuidadores ha sido clave en esta rehabilitación que Martín compara con "unas vacaciones del IMSERSO" para los animales, cuya rutina diaria es tal vez la que más se guarda, "por miedo a que se puedan aislar y sentirse desorientados".

El día que conocieron la instalación se quedaron "parados, a la entrada, sin moverse", recuerda Yolanda Martín, que casi no se cree lo que han mejorado estos pingüinos.

Y concluye: Son "un ejemplo de fortaleza y valentía".