El Ayuntamiento de Llíria procedió ayer a cerrar las instalaciones del camping Aguas de Llíria, tras recibir la pertinente autorización judicial, por carecer de la licencia de actividad desde hace 15 años y estar sobre suelo no urbanizable, según fuentes del consistorio. Mientras los técnicos municipales procedían al cierre ante los agentes de la Policía local y Autonómica, un grupo de usuarios y empleados se reunió a las puertas de las instalaciones para protestar por la clausura de la actividad.

La mayoría de estos usuarios -Aguas de Llíria tiene unas 150 parcelas ocupadas- llevan muchos años acudiendo a este camping, e incluso algunos aseguran que viven allí y que han comprado sus parcelas, algo que tanto la dirección del negocio como su abogada niegan que sea cierto. "Nadie puede vivir en un camping. Hay algunos que vienen muy a menudo pero no viven aquí. Al final de año se les acaba el alquiler y tienen que renovar el contrato".

Lo cierto es que muchas de las parcelas están ocupadas por viviendas prefabricadas y que sus propietarios suelen invertir más de cien mil euros en comprarlas y acondicionarlas. Ayer, eran pocos los que habían abandonado sus parcelas a pesar de que la orden de cierre fue dictada el pasado mayo, y todos los que observaban como los técnicos precintaban sus puertas aseguraban desconocer que las instalaciones fuesen ilegales.

Según explicó la abogada de Aguas de Llíria, acompañada por un notario durante la clausura, la empresa ya comunicó a los usuarios que debían abandonar sus parcelas porque el cierre era inminente.