El alcalde de Calp, Joaquim Tur, del Bloc, y sus socios del PP y el PSD están empeñados en llegar cuanto antes a la meta de la bancarrota. La cuenta general de 2009, de la que se dio cuenta en una comisión informativa de la pasada semana, arroja un remanente negativo de tesorería de 22,3 millones de euros. Pero eso no es todo. El interventor municipal, en su informe sobre el cumplimiento (en este caso, incumplimiento) de la estabilidad presupuestaria en 2010, dibuja un horizonte económico de lo más negro. Advierte de que los gastos del presupuesto actual, que es el prorrogado desde 2007, incrementarán "el actual desajuste en la estabilidad presupuestaria", que se situará en 12.123.779 euros.

Los gastos generales previstos se mantendrán en 35 millones. Además, hay otros 3,2 millones de gastos pendientes de aplicar al presupuesto. Mientras tanto, los ingresos se quedan en 26,2 millones. De hay que el desfase o déficit presupuestario previsto para el actual ejercicio supere los doce millones de euros.

El interventor, claro está, hace todos los reparos del mundo. También el concejal de Hacienda, Fernando Penella, del PP, se ha cansado de repetir en juntas de gobierno y plenos que urge apretarse el cinturón. Pero el gobierno local se resiste a cambiar su natural manirroto.

Con todo, el nuevo informe del interventor suena a ultimátum. Avisa de que el ayuntamiento incumple el objetivo de estabilidad presupuestaria y, por tanto, está obligado a aprobar un plan económico-financiero o de reequilibrio.

El interventor deja entrever que el consistorio ya no puede amagar más con el plan financiero. De momento, como recuerda en su informe, ha eludido hasta tres acuerdos de pleno para elaborarlo. El primero es del 2 de junio de 2008, cuando el socialista Luis Serna era todavía alcalde. Luego, con Joaquim Tur de primer edil, el pleno se impuso la obligación de redactar el plan de reequilibrio en mayo de 2009 y el pasado mes de marzo. Ahora, el pleno (presumiblemente, el de este mes) debe dar cuenta de este informe que confirma el desbarajuste presupuestario. A partir de ahí, empieza la cuenta atrás de tres meses para aprobar el plan económico-financiero. Las excusas se han acabado para un gobierno local que, a la fuerza y de forma drástica, debe aplicar la tijera.

Además, el Ayuntamiento de Calp es el más endeudado (28,8 millones de euros) de la Marina Alta. La deuda a bancos y proveedores supera los 50 millones y sigue engordando.