La Mancomunitat de Municipis de la Safor y el alcalde de Villalonga, Juan Ros, del PP, han enterrado el conflicto que, a cuenta de la extracción de agua en dos pozos de ese término municipal, han mantenido el ayuntamiento y la institución comarcal durante los últimos veinte años. En esa "guerra del agua", como se llegó a denominar el enfrentamiento, también intervino la Generalitat, que se puso del lado del alcalde de Villalonga.

Hace ahora veinte años esos trece pueblos excavaron dos pozos a los pies de la sierra de Mustalla con los que suministrar a sus poblaciones, que bebían agua con altísimos contenidos de nitratos. Ese proyecto enervó al entonces alcalde de Villalonga, Fernando Sendra, quien, años después, presentó un recurso judicial para anular la concesión de la Confederación Hidrográfica del Júcar que permitía el bombeo de hasta dos hectómetros cúbicos de agua al año para consumo humano. El recurso judicial fue rechazado por los jueces, pero la presión ejercida por Sendra y por su sucesor en la alcaldía de Villalonga, Juan Ros, ha impedido que se construyera una línea eléctrica para alimentar las bombas de los dos pozos.