El Ayuntamiento de Xàbia es lento de reflejos. Ha otorgado ahora a la mercantil Triturca, de la que es administrador único el concejal del PP Miguel Savall, la licencia provisional para que instale una fábrica de hormigón en la partida de la Riba, junto al cauce del río Gorgos. Esa planta de hormigón lleva en funcionamiento desde hace una década. Sin licencia y a la vista de todos (inspectores municipales incluidos).

Resulta cuanto menos curioso que la concejala de Servicios, Doris Courcelles, en la resolución por la que otorga el permiso precise que "en ningún caso la actividad podrá iniciarse antes de que se haya obtenido el acta de comprobación favorable". La actividad lleva diez años en marcha.

Y todavía es más paradójico que el mismo día que se concediese la licencia, el pasado 28 de mayo, la empresa Triturca entrara en procedimiento de concurso de acreedores. Es decir, que ahora que tiene permiso es cuando menos lo necesita, pues el negocio del hormigón está en horas bajas.

El concejal Miguel Savall forma parte del equipo de gobierno de Xàbia (Bloc-Centristes, PP y CpJ). Ocupa la delegación del Ciclo Integral del Agua. Hace unos meses este diario ya publicó que su mercantil Triturca había suministrado la mayor parte del hormigón de las obras del Plan E en Xàbia. Savall contestó que nadie podía competir en precio con el hormigón que vendía su empresa y de ahí que las adjudicatarias de obras públicas se lo compraran en exclusiva.

La licencia ahora concedida para instalar la planta de hormigón está supeditada a que, posteriormente, se derriben las obras que no se ajusten al proyecto de reparcelación del futuro polígono industrial, que todavía está por desarrollar.

El gobierno local y el alcalde, Eduardo Monfort, de Bloc-Centristes, saben de sobra que esta fábrica de hormigón existe y ha funcionado desde hace una década. En 2002 tras varias denuncias de vecinos, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana ordenó al ayuntamiento que la cerrara. Savall, que entonces era edil de Actividades, inspeccionó junto a los técnicos su propia planta el 26 de diciembre (segundo día de Navidad) de 2003. El informe, claro está, indicaba que no había actividad. Poco después Savall tuvo que dejar la gerencia de Triturca, ya que era incompatible con su cargo de concejal con dedicación exclusiva. En agosto de 2006, cuando el PP estaba en la oposición, recuperó el puesto de administrador único de Triturca.