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La eucaristía de la Divina Aurora de las fiestas de Ròtova acabó a golpes. El párroco de este pueblo de la Safor, Víctor Jimeno, y un joven de la comisión de fiestas, Rubén Costa, se enzarzaron en una pelea que dejó atónitos a los asistentes al oficio religioso.

Los hechos ocurrieron alrededor de la una del sábado cuando los feligreses se acercaron al altar para tomar la comunión. Fue entonces cuando el joven se quitó la hostia consagrada de la boca y decidió romperla delante del cura; para sorpresa del párroco, de las autoridades municipales y de los ciudadanos de este pequeño municipio de 1.350 habitantes.

La respuesta del cura fue inmediata: le propinó una bofetada al festero, que decidió responder a la agresión con otro golpe de mano. Según testigos presenciales, y el relato del propio religioso, una patada en el trasero del joven puso fin a la bronca. El grupo de miembros de la comisión de fiestas fue expulsado de la iglesia de Sant Bertomeu al grito de "blasfemos" proferido por el sacerdote. Tras lo ocurrido el cura se dirigió a los feligreses del pueblo y pidió perdón a todos por su actitud.

El cuerpo de Cristo

Los vecinos del pueblo no salían de su asombro tras lo sucedido. "El cura les ha increpado diciendo que habían manchado la sangre y el cuerpo de Cristo, o algo así" explicó un chico.

El estupor que se vivía ayer en las calles en fiestas era considerable. El alcalde, Antonio García, confirmó lo sucedido aunque quiso restarle importancia a la trifulca. El munícipe explicó en la mañana de ayer que el párroco del pueblo se encontraba mal por todo lo sucedido y estuvo a punto de ser hospitalizado. Finalmente, una unidad del SAMU se desplazó a Ròtova para atenderle.

Mientras tanto, el joven festero permaneció todo el día en casa. Sus compañeros de la comisión explican que está "dolido" por el golpe.

El programa de actos de las fiestas de la Divina Aurora no se interrumpió aunque en cada esquina y alrededor de las atracciones infantiles no se hablaba de otra cosa. La misa del domingo la tuvo que oficiar otro cura por la indisposición del titular de la iglesia. Los pasacalles y los tres bares de Ròtova se llenaron de vecinos para comer en fraternidad. Pero en el pueblo no se habla de otra cosa que de la pelea ante el altar de la iglesia en la fiesta.