Los firmantes, ligados a Dénia, conocedores de su historia, la gran historia escrita en los libros y la pequeña historia, escrita en los corazones, quieren manifestar su preocupación por la paulatina desaparición de aquello que forma la pequeña historia y por la agresión a los hitos materiales que forman la gran historia.

Ejemplos de la conservación de las dos historias los podemos ver en cualquier ciudad italiana, por poner un ejemplo, en la que se preservan los rincones con encanto, las plazoletas que permiten un descanso a los visitantes. Pero hasta las ciudades más impersonales y carentes de la gran historia, buscan un lugar en el que se refugian los recuerdos de la pequeña historia.

Incluso hay ciudades, que arrasadas por la barbarie bélica, han sido reconstruidas, buscando en las fotografías las fuentes de esa reconstrucción, buscando entre las ruinas las piedras que sirvieran para darle verosimilitud. No hacía falta numerarlas, para poder reconstruir un edificio derrumbado por la fuerza de las bombas. Berlín es un buen ejemplo de lo que decimos.

Si se sigue así, dentro de poco no solo los visitantes sino los que vivimos en Dénia, no podremos encontrar nada de lo que se ve en las postales, esas postales que se hicieron de los monumentos gloriosos. Estarán debajo de toneladas de sus propios cascotes.

Por todo lo dicho queremos que se paralicen las obras de destrucción del entrañable Panterri, devolviendo a la plaza todos los elementos que se han quitado ya. Esto sería el paso previo para que la plaza y su entorno se declaren Bien de Interés Cultural.

Reclamamos al mismo tiempo que se considere como un producto de la libre voluntad de expresarse, cualquier manifestación, verbal o escrita, que realicen personas ligadas a la Administración, rechazando presiones y descalificaciones que se hacen contra ellos.