El Ayuntamiento de Paterna, gobernado por el PP, acaba de aprobar un convenio con la Conselleria de Educación que permitirá la construcción de un colegio público prometido hace varios años en el barrio la Lloma Llarga-Valterna. El acuerdo entre las dos administraciones es fácil de entender. Ante la falta de recursos de la Generalitat, el ayuntamiento adelantará los cerca de cinco millones de euros que costará el colegio, y la Conselleria de Educación se compromete a devolver esa cantidad en el plazo de tres años.

Por las razones que sean, en Paterna ha sido posible, pero en Gandia no. Esa misma fórmula es la que el Ayuntamiento de la capital de la Safor viene proponiendo a la Generalitat desde hace siete años para paliar el enorme déficit que esta ciudad sufre en infraestructuras educativas.

Gandia dispone en estos momentos de un colegio público entero, el Josep Camarena, integrado exclusivamente por barracones, y a partir de Navidad otro centro, el Sant Francesc de Borja, tendrá que trasladarse a esos mismos módulos prefabricados para llevar a cabo las obras de mejora en el edificio.

En el año 2003, cuando la explosión demográfica registrada en Gandia ya hacía insoportable la precariedad en las aulas, el entonces Gobierno local, formado por el PSPV-PSOE, el Bloc y Verds, planteó abiertamente a la Generalitat aportar los recursos necesarios para la construcción de los colegios. La propuesta contó con el respaldo de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos de Gandia, y el alcalde, José Manuel Orengo, lo transmitió personalmente a representantes de la Conselleria de Educación. La única exigencia que fijaba el ayuntamiento era un compromiso formal por parte de la Generalitat para devolver el dinero en el momento en que contara con disposición presupuestaria, dado que la construcción de colegios públicos es una competencia de esta administración.

Esa fórmula sigue vigente en Gandia, tanto por la necesidad de colegios como por la disposición del ayuntamiento a adelantar el dinero para construirlos. Si bien la remodelación y ampliación del Sant Francesc de Borja ya está adjudicada y las obras se inician esta Navidad, queda todavía el proyecto de mejora del Cervantes, construir el Josep Camarena y remodelar tres de los cuatro institutos de educación secundaria de la ciudad.

En dos de ellos, el Ausiàs March y el Tirant lo Blanc, los proyectos se esperan desde hace años, y la precariedad de las instalaciones clama tanto al cielo que ha habido manifestaciones de profesores, padres y alumnos exigiendo agilidad.