Camp de Túria es una de las comarcas valencianas con mayor tradición "chaletera". Se calcula que sólo en su capital, Llíria, hay asentadas más de 7.500 viviendas en 108 núcleos de población fuera del casco urbano. Todas pagan sus impuestos como cualquier otro contribuyente pero en algunas de ellas ni siquiera se cubren las necesidades básicas. Lodazales de barro en vez de pavimento, colectores en mal estado o incluso inexistentes, ausencia de alumbrado público o falta de agua potable, son algunos de los escollos con los que conviven diariamente los vecinos de las urbanizaciones. Unas demandas que no siempre son escuchadas por los partidos tradicionales de las diferentes localidades a las que están adscritas. Ante tal situación muchos colectivos vecinales de la comarca se han lanzado al ruedo de la política para hacer llegar su voz hasta las cámaras municipales.

Los partidos surgidos en el seno de las urbanizaciones comienzan a tomar fuerza en la configuración de algunos gobiernos locales, ejerciendo un contrapeso necesario que les permite defender sus ideas a través de la representación. Se trata de partidos que compilan diversas ideologías políticas y cuyo único objetivo es defender los intereses de sus vecinos.

Los grandes partidos olvidan en muchas ocasiones un remanso de votos importante, teniendo en cuenta que en localidades como Nàquera, Llíria o la Pobla de Vallbona esta población supera a la de los núcleos urbanos. Mª Carmen Contelles, alcaldesa popular de La Pobla, considera que su presencia es enriquecedora para la democracia, pero reconoce que su éxito depende del mapa político de cada municipio. "Rascan votos y pueden ser clave en algunos, pero creo que es complicado que lleguen a gobernar", asegura.

Con el crecimiento de la población durante los años del "boom" urbanístico y fruto de la necesidad de dotar a estos núcleos de unos servicios municipales mínimos acordes con el pago de sus tributos surgen movimientos vecinales que buscan eliminar discriminaciones respecto a los habitantes del núcleo urbano. Diferencias que padecen, por ejemplo, los 500 habitantes de la urbanización de San Miguel de Nàquera obligados a pagar doblemente los impuestos que recauda, por una parte el ayuntamiento y por otro la Entidad Urbanística de Conservación, una figura jurídica nacida en los años 70 encargada de su mantenimiento. Según Ángel, propietario de un chalet, a la alcaldía "le interesa el doble pago porque así revierte los tributos en el pueblo pero no en San Miguel".

Salto a la política

El impulso que han tomado en los últimos años las corporaciones vecinales en algunos municipios y la necesidad de hacerse oír han convergido en la creación de agrupaciones que ahora dan el salto al campo de la política como plataforma para respaldar sus propias iniciativas. Es el caso del nuevo partido Ciudadanos de Urbanizaciones de la Pobla de Vallbona (CUPO) que busca conseguir mediante la representación en el ayuntamiento lo que a través de las asociaciones no han podido alcanzar.

"Tras 10 años pensándolo hemos decidimos agruparnos como única alternativa para reivindicar nuestras necesidades", afirma Francisco Navarrete, Secretario General del partido.

Plataforma Cívica Democrática de San Antonio de Benagéber integra a otras formaciones eminentemente políticas como EU o el Bloc. Su carácter municipalista la ha convertido en la segunda fuerza más votada y actualmente cuenta con tres concejales en el gobierno local. Vicente Monteagudo destaca de ella su proyecto político propio para gobernar. "Le damos prioridad a la participación ciudadana y encabezamos sus reivindicaciones", asevera.

En Serra, Iniciativa Torre de Portacoeli , es la agrupación que representa a los más de 1.000 habitantes de la urbanización, o lo que es lo mismo, al 35% del censo del municipio. "Con los últimos planes de Zapatero y Camps el pueblo se ha embolsado un millón de euros, pero no se ha gastado nada en Portacoeli", denuncia Primitivo Alegre, presidente del partido. A pesar de contar con dos concejales en el ayuntamiento, reconoce que su papel es de "bisagra" entre PP y PSOE y que, de momento, aún están lejos de poder gobernar.

IVIN, el azote del alcalde de Nàquera

En Nàquera surgió en 2004 el grupo Iniciativa Vecinal Independiente de Nàquera (IVIN), "con una vocación integradora" explica su concejal Álvaro Cuadrado. "No es una lucha de "chaleteros" contra el pueblo, sólo queremos dejar de ser ciudadanos de segunda", advierte Cuadrado. El partido ha presentado ya varias propuestas en los plenos: "con nuestra presencia conseguimos, al menos, despertar el interés del consistorio hacia nuestro colectivo", asegura el regidor.