Perder la mayoría absoluta supone despedirse, casi con toda seguridad, de la vara de mando en Llutxent y en Albaida, localidades de la Vall que habían prolongado la hegemonía socialista más allá del punto de inflexión que fue el año 1995 pero que ya estaban en manos del PP durante los dos últimos mandatos. En ambos casos, la suma de una izquierda fragmentada será suficiente para poder formar gobierno. En Albaida, el PP fue ayer la fuerza más votada con seis ediles. Pero PSPV, Bloc y UCiD (una escisión de los socialistas) suman siete concejales. En Llutxent, la formación independiente de izquierdas GdLl logra dos ediles que sumados a los tres de los socialistas y al que tiene Esquerra Unida, superan a los cinco de José Miguel Aranda, del PP.