El PSPV continuará al frente del gobierno de Benidorm gracias al desacuerdo de los populares con su expresidenta, ahora independiente, Gema Amor.

El socialista Agustín Navarro, gobernará en minoría. Pero recupera para su partido esta plaza de calado nacional tras dos agrias mociones de censura (una del PP, primero, y otra del PSPV, después) protagonizadas por tránsfugas. Benidorm no es una alcaldía cualquiera, suponía, además, una revancha política.

Pero, los desacuerdos en el seno del PP han sido demasiado evidentes, desde hace meses, y Benidorm se ha convertido en el campo de batalla entre ripollistas y campsistas, los dos sectores del PP.

Ello ha obligado a que, tras duras reivindicaciones de Amor, el candidato del PP fuera, finalmente, el número tres de la lista, Antonio Pérez, tras la renuncia pactada de su número uno, Manuel Pérez Fenoll, y la número dos, Yolanda Espinosa, y que sólo cosechó, y por sorpresa, los votos de los once concejales del PP. Y no los de Amor con sus tres concejales del CDL, como estaba previsto.

Los tres ediles electos independientes votaron a su candidata, la expopular Gema Amor. Y, como entre ambas formaciones, PP y PSPV, existía un empate técnico aunque con 300 votos a favor de los socialistas, Navarro se hizo con la vara de mando.

La traición de Amor

Tanto PP como CDL habían mantenido contactos hasta minutos antes del pleno para intentar llegar a un acuerdo que permitiera gobernar el centroderecha, pero el resultado de la votación revela que no ha tenido éxito la maniobra del PP de Benidorm de retirar la candidatura de Pérez Fenoll, tal y como exigía el CDL como condición para alcanzar un posible pacto. Así, la falta de entendimiento entre los dos partidos permitió que fuera el candidato del PSPV, el alcalde, aunque gobernará en minoría y a expensas de los acuerdos puntuales con el resto de formaciones. En su discurso de investidura, el alcalde apostó por centrar su acción de gobierno «sobre todo en el empleo, dada la difícil situación económica» actual, y aludió a la necesidad de alcanzar posteriores pactos puntuales con el resto de grupos políticos.