Muy pocos imaginan que en el margen derecho de la autovía A-3 a la altura de los kilómetros 332 y 333 de la carretera, en dirección a Valencia, hoy ocupado por un mar de naranjos que pertenecieron a la explotación agrícola de la sociedad belga REVA estuvo ubicado entre los años 1936 y 1939, durante la Guerra Civil española un segundo aeródromo cercano a Manises que asumió las tareas de defensa de la capital.

Este campo de vuelo, ubicado en el término municipal de Chiva, estuvo operativo a partir de noviembre de 1936 con el objetivo de descargar de tráfico al aeropuerto de Valencia y de evitar que se acumularan en sus pistas demasiados aviones de combate. Otro de los motivos fue crear una instalación alternativa a Manises con una situación desconocida para los sublevados. De hecho en los primeros documentos en los que se habla sobre este complejo bélico se le cita como El Desconocido, hasta que el 20 de diciembre de 1937 fue fotografiado por primera vez en un vuelo de reconocimiento de la Aviación Legionaria italiana. No obstante meses antes ya aparecía en los partes de guerra con el nombre de La Señera, sin citar la población donde estaba situado.

La Señera, como se le conoce oficialmente, tenía dos pistas de tierra. Una con unos 925 m. de longitud orientada de norte a sur y otra de 1.300 que discurría de este a oeste. Junto con Manises, Sagunto y Llíria fueron los cuatro únicos aeródromos valencianos que permitían el aterrizaje nocturno en sus pistas. Aunque los de Chiva, Sagunto y Llíria carecían de iluminación permanente en las pistas y sus ocupantes tuvieron que recurrir a métodos provisionales para dotarlos de esta característica, preferentemente la luz proyectada por los faros de los coches. El acceso se realizaba por la antigua carretera de Madrid-Valencia y en la entrada había un cuerpo de guardia. Contaba con tres edificios de mediano tamaño para el pabellón de mando y los servicios del campo. El acuartelamiento estaba en las cercanas masías de Aldamar y Forriols, donde estaban la cocina, el comedor, la enfermería, la sala de curas y la entrada al refugio. Además tenía agua, luz eléctrica, teléfono y teletipo.

En activo durante toda la guerra

Atendiendo a la clasificación realizada por el historiador Carlos J. Sánchez Martín La Señera estaba entre los aeródromos permanentes, puesto que en todo momento tuvo guarnición aérea, fue una base de aprovisionamiento y tenía abundantes servicios. En 1937 este campo perteneció a la 4ª Región Aérea y al segundo sector junto con Manises, que fue la cabecera, Villar del Arzobispo, Sagunto, Alcublas, Carlet y Llíria y le fue asignado el código 422. El 20 de diciembre de 1938, tras una reorganización de la numeración pasó a tener el AX-4, y continuó dentro del segundo sector. Además de pilotos, mecánicos y personal de tierra y de servicio. Tuvo asignados en todo momento un teniente, dos sargentos, 6 cabos y 50 soldados. En total el personal civil y militar.

Desde su entrada en servicio en 1936 despegaron y aterrizaron en sus pistas los Nieuport 52 de la Patrulla de la Defensa de Costas. En 1937 llegaron los I-16 Mosca de las 5ª y 6ª escuadrillas con personal soviético para participar en misiones en el frente de Teruel junto a los bombarderos Potez 540 de la Escuadrilla España mandada por el francés André Malrraux. En 1938 volvieron de nuevo los rusos de la 5ª y 6ª escuadrilla de Moscas y los Policarpov RZ Natacha de la 3ª escuadrilla. En la primavera y verano de 1938 cabe destacar la estancia de la 3ª escuadrilla de I-15 Chato dedicada a misiones de ametrallamiento y escolta en el frente durante la Defensa de Valencia y también en la protección y vigilancia del puerto de la capital. Tras su marcha para participar en la Batalla del Ebro estos Chato volvieron a las pistas de Chiva entre enero y marzo de 1939. Desde la Señera salieron los I-15 de la 2ª escuadrilla para llegar a Los Llanos en Albacete y posteriormente rendirse a los sublevados en Barajas. Otros aviones que pasaron por sus pistas fueron los Grumman G-23 Delfín de la Patrulla de Defensa de Costas.

André Malraux sufrió un aparatoso accidente

En La Señera estuvo el escritor André Malraux, que años después acabó siendo ministro de Cultura y de Interior en Francia con De Gaulle. Desde allí dirigió y voló en los bombardeos de la Escuadrilla España en el Frente de Teruel. En un aterrizaje el Potez 540 con el distintivo D rompió su tren de aterrizaje, sufriendo un aparatoso accidente. En el cementerio de Chiva hay enterrados pilotos de esa escuadrilla, además de otro de nacionalidad italiana. El 27 de diciembre se perdieron dos bombarderos, uno pilotado por Jean Darry, que se vio obligado a aterrizar sobre un campo con un motor averiado, destruyendo el avión. Y otro derribado por cazas Heinkel 51 alemanes que cayó en Mora de Rubielos (Teruel). El argelino Jean Belaïdi murió, y varios miembros de la tripulación resultaron gravemente heridos. Malraux y sus hombres, que estaban en La Señera, consiguieron averiguar el lugar de la caída y fueron a rescatar a los supervivientes. Desde Chiva el anarquista y teniente coronel del Ejército Popular Cipriano Mera cogió un avión para escapar hasta Orán (Marruecos) aunque terminó aterrizando en Mostaganem, a unos 80 kilómetros de su destino.