Las cuevas-vivienda son un símbolo de identidad de Paterna, de cómo vivían numerosas familias humildes de la ciudad desde el siglo XVIII, que es cuando comenzaron a construirse excavadas en las zonas más altas del municipio, alrededor de la Torre y El Palau, donde el terreno permitía abrir huecos para residencias. Según el cronista oficial de la Villa, Camilo Segura, a mediados del siglo XIX, existieron 200 cuevas que estaban ocupadas por el 35 por ciento de la población.

Para hacer visible esa historia de la ciudad y su patrimonio histórico, una de las cuevas que adquirió el ayuntamiento hace décadas, detrás del ayuntamiento, se ha convertido en sede de la alcaldía de Paterna por decisión del alcalde Lorenzo Agustí, cuyo abuelo vivió en una cueva. El edil del PP no oculta el pasado de sus antepasados, del que se muestra orgulloso -"ahora soy un alcalde covero", resaltó- y explica el porqué del traslado del gabinete de alcaldía a la cueva que antes albergó las reuniones de la junta de fiestas, y más tarde la oficina de atención al ciudadano SIAC. Agustí expone que con la entrada de un nuevo grupo político en el consistorio había que realizar una nueva distribución para acomodar a sus representantes, por lo que para evitar obras en los despachos (y los correspondientes gastos) decidió trasladar su gabinete -secretario, jefe del área, encargada de protocolo y jefe de prensa- a la cueva-vivienda que se recuperó cuando el anterior alcalde socialista Francisco Borruey decidió ampliar el ayuntamiento con un nuevo edificio.

Fue entonces, en el replanteo del terreno, cuando los servicios técnicos hallaron una casa excavada en el terreno que estaba colmatada de tierra, pero se podía recuperar como ya se hizo con otras cuevas, como las que albergan el ecomuseo y sala de exposiciones en la zona del Batà, también cerca del consistorio.

Agustí reconoce que al estar la alcaldía en una cueva supone "reivindicar una forma de vida de muchos paterneros y paterneras".