Para que el aceite usado de fritura llegue a las gasolineras convertido en biodiésel hace falta un proceso de reciclaje de este pringoso y sucio residuo que se exhibe con orgullo en la nave industrial de Cenresa, la empresa pionera en la recuperación de aceite doméstico en la Comunitat Valenciana, situada en el polígono industrial del Romaní (Sollana). Allí empiezan de buena mañana metiendo la primera en sus furgonetas y recorriendo las rutas en busca del nuevo oro verde. Tienen 450 contenedores distribuidos por las calles, mercados y ecoparques de 42 poblaciones, desde Vinaròs hasta Monòver. En Valencia, por ejemplo, cuentan con 51: especialmente en los mercados y en los centros para mayores.

Estos contenedores naranja antes solían estar en las calles, pero los más pícaros forzaban los contenedores o extraían las garrafas de aceite usado de su interior mediante ganchos. Porque como se vio hace dos semanas en Burjassot, donde un desconocido robó 50 litros de aceite usado del bar El Musical suplantando precisamente a la empresa Cenresa, el reciclaje del aceite usado se ha convertido en un atractivo negocio. "Antes lo era mucho más, hasta que aparecieron los transportistas ilegales", dice Orlando Acevedo, portavoz de Cenresa. Se refiere a las furgonetas que -sin la autorización administrativa necesaria- compran los bidones de aceite usado de bares, restaurantes, colegios u

hospitales. Llegan a pagar a 0,50 euros el litro y luego lo revenden a las empresas gestoras de aceite de fritura.

Tras la recogida de las furgonetas, el aceite -dentro de bidones, garrafas de plástico o envases de vidrio- llega a la nave de Cenresa. Ahí empieza el reciclaje. Un proceso de filtrado y decantado no muy complejo separa el líquido reciclable del 20% de agua, grasas e impurezas que al final eliminaránotras firmas especializadas. Una vez limpio, el aceite reciclado se almacena en grandes cisternas de 25.000 kilos que, a su vez, se venden a las empresas que lo transforman en biodiésel, el combustible ecológico de moda para los vehículos. ¿A cuánto se vende? "A lo que se puede", reconocen en Cenresa. Cada vez los márgenes son más estrechos, pero el precio suele rondar los 70 céntimos por kilo (y lo suelen comprar a entre 30 y 40 céntimos en bares y colegios).

Cenresa, la más antigua de las 104 empresas autorizadas por el Consell, también acaba reciclando el plástico y el vidrio de los envases en los que llega el aceite. Los bidones son lavados. El proceso, a grandes rasgos, termina ahí. Pronto se hará biodiésel con esa gran cisterna de aceite (reciclan un millón de kilos al año). Luego llegará a la gasolinera y los coches se moverán gracias a este oro verde que un día sirvió para freír tortillas y longanizas y que ahora cotiza alto lejos de los fogones.