Hubo 15 patos menos y 20 pelotas más canjeables por regalos, pero en la dársena pesquera del Port de Sagunt apenas se notó. Las miles de personas que acudieron a las cucañas marítimas de las fiestas patronales intentaron disfrutar al máximo de una suelta que, al igual que el año pasado, obviaba las presiones de la Asociación Nacional para la Protección de los Animales y las Plantas (Anpb) y recuperaba la polémica tradición de utilizar aves vivas con las nuevas normas impuestas por el ayuntamiento.

Una de estas obligaciones era coger a los patos de un determinado modo y devolverlos. Sin embargo, de los 135 soltados se recuperaron 128 sin que se llegara a tomar nota de quienes los llevaban. El resto, salió volando como ocurrió el año pasado o de otro modo, aunque la Guardia Civil interceptó a varias personas que intentaron sacar del recinto portuario de dos a tres animales, pese a que estaba prohibido. "¡Yo he visto cómo 2 ó 3 personas se llevaban patos por las rocas!", decía uno de los asistentes.

Antes de que se conocieran estos datos, tanto el edil de Fiestas Joé Luis Martí como el presidente de las peñas del Port, José Bosque, habían destacado que el acto se había desarrollado "con normalidad" y subrayaron el "buen comportamiento de los participantes". No obstante, hubo casos aislados en los que no se fue precisamente cuidadoso al coger al animal, a pesar de que un vecino del Port se enfrenta a 600 ? de multa, como adelantó este diario, por no haber seguido en 2010 las instrucciones marcadas para cogerlos . "El objetivo es que la gente vaya poco a poco más a por pelotas que a por patos", apuntaba el responsable de las peñas, mientras el edil admitía que la idea del consistorio es "reducir los animales un 10% cada año hasta llegar a unos 100" y mantener esa cantidad "como algo simbólico para preservar la tradición".

Ante un público mucho mayor que en años anteriores entre el que no faltó el alcalde, Alfredo Castelló, y ediles de varios grupos, las aves llegaron con un remolcador poco después de las 13 horas. Unas 200 personas les esperaban en el agua con camisetas que les acreditaban como personal autorizado para coger patos, si bien de ellos solo 150 lo estaban, como aseguró a este diarioel presidente de las peñas. "Hacemos más camisetas para que haya tallas de todo tipo, y se han dado todas, pero autorizados solo hay 150 porque eso es lo que se dijo al principio, aunque haya menos patos", decía.

La mayoría de las aves fueron "depositadas" en el agua, como estaba anunciado, bajo la mirada de la Policía Autonómica, Local y Guardia Civil. El cuidado era tal que sorprendió a responsables de la granja Luisiana del Delta el Ebre de donde procedían los animales. "Si los tiraran al aire hacia arriba, sería más vistoso porque los patos volarían, quedaría mejor y ellos por eso no sufren", explicaban Salvador Gómez y Lluis Giménez, dos defensores de que en el Port "se haya recuperado esta tradición que en pueblos de Catalunya se perdió hace 10 años, porque la gente no iba". Sin embargo, la idea no convenció al edil de Fiestas. "La idea es mantener la tradición, no dar un espectáculo", aseguraba al ser preguntado por este diario.