El pasado 2011 fue un "año perro" para los citricultores. Las dificultades para vender la cosecha se han traducido finalmente en liquidaciones "ruinosas", un hecho que se suma a los cada vez más frecuentes impagos (ya representan el 20 %) y al aumento de los costes de producción. El resultado es que la gran mayoría de los citricultores pierde dinero año tras año, según denuncia la Unió de Llauradors.

Agustín Perepérez liquidó su cosecha de Clemenules el año pasado a 1 céntimo por kilo. Este labrador de Corbera, portavoz en el municipio de la organización agraria AVA-Asaja, vendió un millar de arrobas a la cooperativa de Alzira (Alzicoop), quien a su vez "sacó esta naranja al mercado". Y por ella ha cobrado un céntimo de euro por kilo, cuando el precio de referencia para esta variedad en 2011 era de entre 15 y 20 céntimos por kilo. "A ese precio [dice en relación al precio de referencia] el labrador podría comprarse alpargatas, cambiar el coche", comenta irónico; "¡pero con esto, 1 céntimo el kilo, no puedes vivir!", exclama. Perepérez asegura que compensa estos precios ruinosos con lo obtenido por otras variedades. Así, indica que las Navel-lane las ha cobrado a 1,95 euros por arroba (15 céntimos por kilo) y las Ortanike a 2,10 euros por arroba (16 céntimos por kilo). "Esos son unos precios dignos, justitos para poder pagar los costes", señala. Perepérez achaca estos bajos precios al injusto reparto de los beneficios que genera la naranja: "Hay un margen muy alto entre el euro que paga el comprador en la tienda por un kilo de naranjas y el céntimo que cobro yo".