Los contenedores soterrados de Alfafar, uno de los grandes proyectos que abanderó el anterior equipo de gobierno y que apenas lleva año y medio en funcionamiento, están generando tantos problemas que el consistorio ya ha clausurado cinco islas y aún prevé cerrar unas cuantas más antes de que acabe el año.

A los depósitos, que han costado más de seis millones de euros y cuyo pago se prolongará hasta el año 2022, les han aflorado un buen número de deficiencias «debido a problemas en la ejecución de las obras», según revelaron ayer fuentes municipales. La principal tiene que ver con el anclaje de las cestas metálicas que actúan de contenedores. Los depósitos descansan en un recipiente subterráneo totalmente estanco para evitar que los residuos se cuelen en el subsuelo pero que, igual que no deja salir la basura, tampoco permite desaguar las pluviales y almacena poco a poco el agua hasta hacer que los contenedores floten.

Con la lluvia entran también los sedimentos que ésta arrastra (sobre todo tierra) y que se depositan en el fondo, formando pequeñas montañas que impiden el correcto asiento de las cestas y que, conforme crecen, las expulsan cada vez más hacia la superficie. En su camino, los depósitos empujan todo lo que encuentran a su paso, incluido el pavimento, que en muchos puntos de Alfafar «está completamente destrozado».

Arreglar es 2.000 € más caro

Hace ya varios meses que se detectó el problema, que por ahora sólo se ha hecho crítico en cinco de las 66 islas de contenedores que hay en el municipio. En una de ellas, la ubicada en el Parc del 8 de Març, el consistorio optó por reparar y descartó repetir porque no le sale a cuenta. «Excavar y preparar cada depósito costó 6.000 euros y arreglar el problema vale 8.000», reveló el concejal de Urbanismo, Sergio Guillem.

Con esas cifras, el ayuntamiento prefirió clausurar los contenedores más afectados y sustituirlos por los mismos depósitos aéreos que el proyecto de soterramiento tenía que eliminar. Luego, exigió a la empresa constructora que se hiciese cargo de los desperfectos y les diese una solución. «Algunas islas no llevaban ni un año en funcionamiento cuando empezaron a dar problemas», aclaró Guillem. Sin embargo, la firma «se ha desentendido» de cualquier responsabilidad en el asunto y el consistorio ha resuelto enviarle una orden de ejecución inmediata para obligarla a reparar. Si no cumple, anunció el edil, «será el ayuntamiento quien se encargue del trabajo de manera subsidiaria y, luego, le pasará la factura».