El policía de Xàbia niega que torturara al ahora edil y éste dice que sufrió 28 lesiones
Catalá asegura en el juicio que, mientras estaba esposado, el agente le "atizó" repetidamente con la porra
j. a. martínez alicante
Cruce de acusaciones. El policía local de Xàbia acusado de torturas a un detenido declaró ayer, en el juicio que comenzó en la Audiencia de Alicante por estos hechos, que jamás se quedó a solas con él y que todas las lesiones que el arrestado presentaba se produjeron en el momento en que fue reducido entre varios agentes porque se puso violento y agresivo con ellos. Por su parte, el denunciante, que en este proceso está acusado también de atentado a agentes de la autoridad, sostuvo que tras el altercado con los agentes, el policía denunciado les dijo a sus compañeros cuando se encontraban en el retén policial que le dejaran solo y comenzó a "atizarle" con una porra mientras él permanecía esposado. Los hechos ocurrieron en diciembre de 2005. El vecino denunciante, Paco Catalá, salió elegido concejal por Nueva Jávea en 2007. En la actualidad, es edil no adscrito.
El altercado ocurrió en la playa del Arenal de Xàbia en el fin de semana en que se celebraban las cenas de Navidad. El agente relató que acababa de haber una pelea en la zona y que los ánimos estaban exaltados. Según dijo, el ciudadano apareció con un botellín de cerveza en la mano y uno de los policías le advirtió de que no se podía consumir alcohol en la vía pública. Al no hacer caso de las indicaciones de la autoridad, el policía trató de quitarle la botella, a lo que Paco Catalá se opuso. Al final se originó una trifulca en el que fueron necesarios hasta cinco agentes con sus porras para reducirle, porque "se puso muy violento y agresivo", según el testimonio del agente. Durante su arresto, sostuvo el policía, no se quedó a solas con él para maltratarlo. "En las dependencias había hasta 17 policías", dijo.
Por su parte, Catalá señaló que el propio agente que después le torturó le tiró la botella de cerveza por las buenas, sin que hubiera mediado palabra con él. "Yo me marchaba a mi casa. El que no estaba agresivo era yo", dijo. Según relató, en seguida le cayeron encima hasta siete policías que le arrojaron al suelo y comenzaron a golpearle hasta que fue esposado. Este procesado señaló que el agente, una vez que llegaron al retén policial, comenzó a golpearle con la porra mientras estaba esposado. Aseguró que le causó 28 lesiones. "Yo trataba de huir y de ponerme a salvo dentro de la misma estancia esquivando los golpes como podía y poniendo las manos para protegerme la cabeza", relató, a lo que añadió: "Me preguntó si recordaba lo que había pasado en Roquetas de Mar", en alusión al proceso abierto contra varios guardias civiles de ese municipio por apalear a un detenido. El denunciante ha presentado fotos que reflejan los 28 hematomas y lesiones en la espalda supuestamente producidos durante la paliza. El fiscal pide cuatro años y medio de cárcel para el agentes por torturas y lesiones, mientras que para el vecino reclama hasta 1.400 euros en multas por las lesiones de los agentes.
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