Desde la desamortización de Mendizábal en 1836, el convento de Sant Dídac de Alfara del Patriarca ha sido de todo menos un convento. Cuando este complejo religioso (que incluía una iglesia junto al claustro y las dependencias de los monjes franciscanos) construido a finales del siglo XVI en plena huerta pasó a manos laicas, quedó integrado dentro de la fábrica de fósforos El Globo. Durante ese tiempo, y hasta que la fosforera cerró en 2005 para impulsar en sus terrenos un proyecto urbanístico, la iglesia y lo que quedaba del convento fueron usados, principalmente, como almacén para maquinaria y como vivienda de trabajadores. Por ello, el actual estado del edificio es poco menos que deplorable y lo más alejado a la imagen que debería tener un valioso monumento. Tanto es así que el ayuntamiento, actual propietario del edificio tras su cesión por parte de la promotora del PAI de San Diego, ha decidido tapiar todos los accesos al templo, habilitando una única puerta, y evitar así que accedan desconocidos a su interior y cometer nuevos destrozos, tal como ocurrió hace un mes.

Sin pavimiento ni decoración

Actualmente, la iglesia carece de pavimento en el suelo y de cualquier elemento decorativo, además de que varios tramos del techo están tapados con uralita. También está techado con uralita el claustro, mientras que los dos corredores que los rodean y las estancias están vacias. La intención del consistorio es intentar conseguir de otras instituciones (diputación o Consell) alguna ayuda para evitar que el complejo siga deteriorándose, especialmente el campanario por el riesgo que supondría un posible derrumbe. En todo caso, estas ayudas actuarían como «parches» para evitar que el estado del convento vaya a peor ya que, por ahora, la rehabilitación integral para darle un nuevo uso a Sant Dídac está descartada.

Eel gobierno local cifra en hasta 6 millones de euros el coste de la rehabilitación del histórico inmueble. Por supuesto, y tal como señala el alcalde Adrián Carsí, Alfara carece de ese dinero (el presupuesto municipal de 2012 es de 2,5 millones). Carsí subrayó que su antecesor en el cargo, Enric Cuñat (PSPV), logró la titularidad del convento como carga urbanística pero no incluyó en el acuerdo con la urbanizadora dotación económica para su rehabilitación.El exalcalde socialista aseguró que la empresa sí que incluyó en el acuerdo con el ayuntamiento una dotación económica de algo más de un millón de euros «para que dispusiéramos de él como quisiéramos». Pero Cuñat y su equipo prefirieron invertir ese dinero en la compra de las oficinas de la fosforera.