Las extracciones ilegales de tierra que se estaban realizando en el marjal dels Moros de Sagunt desde hace varios meses han obligado a actuar a la conselleria de Medio Ambiente y a la Demarcación de Costas.

Ambas administraciones han colaborado en la construcción de una barrera natural de arena y una zanja de casi dos metros de profundidad con las que se pretende evitar la entrada de camiones y la apropiación indebida de tierra, al tratarse de una zona delimitada como dominio público.

En concreto, se ha construido una mota de casi unos 40 metros de longitud que hará sus funciones también de cordón dunar, dado que parte de éste había desaparecido con los recientes temporales de levante.

El objetivo de esta actuación responde por una lado a la necesidad de acabar con este tipo de extracciones que carecen de autorización y están fuera de toda legalidad, pero sobre todo, desde la Conselleria se justifica la necesidad de proteger el hábitat de las aves nidificantes que en la actualidad ya han llegado al Marjal dels Moros a reproducirse. "La entrada de camiones de una forma continua e incluso la utilización de compresores para extraer la tierra altera la tranquilidad de estas aves y pueden dar al traste con muchas colonias", explicaba Nacho Lacomba, técnico de la Conselleria.

Lacomba añadía que muchas de estas aves se encuentran en peligro de extinción y protegidas por las directivas europeas como es el caso de la Canastera o la Malvasía Cabeciblanca que ya viene criando en esta zona y es una de las anátidas más amenazadas en Europa. Cualquier alteración de su hábitat puede estar penado, pero además podría dar al traste con años de trabajo con el único objetivo de que estas aves nidifiquen en este marjal y convertir éste en un reducto de aves en vías de extinción, como lo es ya en la actualidad.

Junto a la microrreserva

La zona de extracción de arena se sitúa junta a la microrreserva de flora, a pocos metros del observatorio de aves. Un solar actualmente vacío que la conselleria quiere restaurar para convertirlo en saladar y dar continuidad al ya existente. Allí se ubicaba una pequeña industria de materiales siderúrgicos conocida como fábrica de Tortajada donde todavía se pueden apreciar restos de estos materiales que hacen las delicias de aquellos que se dedican a la recogida de chatarra como ha podido comprobar Levante-EMV.

La parcela está todavía sucia, pendiente de actuación, llena de plásticos, pero la supuesta calidad de su tierra, rica en minerales, la hacen muy requerida principalmente para empresas de viveros, según revelaban desde la propia administración.