Los conductores de tres vehículos que el 27 de septiembre de 2012 sufrieron un accidente en la carretera CV-376, que une Llíria y Pedralba, han denunciado a la Diputación de Valencia por el estado de la vía el día en que se produjeron los hechos. Los afectados reclaman más de 15.000 euros por los desperfectos causados en los coches.

Todo comenzó a las 7 de la mañana cuando un coche volcó en el kilómetro 7, 8 de la carretera propiedad del ente provincial por, como reconoce el informe Arena de la Dirección General de Tráfico, un exceso de velocidad del conductor. El accidente produjo un vertido de aceite y de gasóleo que ocasionó que, una hora más tarde, otro vehículoque circulaba en el mismo sentido patinara por el estado en el que había quedado la calzada y sufriera un siniestro.

Según el informe técnico de la diputación, a las 8.30 de la mañana unos operarios tiraron sepiolita para limpiar la vía y las 9 se repitió la operación, además de señalizar este tramo de la CV-376 para reducir la velocidad a 40 km/h ya que lluevía y la conducción se convirtió en peligrosa.

Alrededor del mediodía y en el intervalo de 15 minutos se produjeron cuatro accidentes más en los que no se registraron heridos aunque varios de los coches implicados sufrieron cuantiosos desperfectos. Como se habían producido más vertidos de líquidos y seguía lloviendo, la diputación intentó limpiar la calzada, primero con una barredora y después con agua a presión, pero al comprobar que no se puede dejarla en condiciones el Área de Carreteras decide cortar el tráfico a las 18 horas, restableciéndolo a las 9.30 horas del 28 de septiembre.

Los denunciantes presentaron una reclamación de responsabilidad patrimonial a la Diputación de Valencia para que les abonara los desperfectos de los vehículos al entender que, como propietaría de la CV-376, es responsable del estado de la calzada. Los afectados, además, consideran que el ente provincial actuó de manera negligente al tardar hasta las 18 horas en cerrar la carretera tras comprobar que la limpieza de la vía no surtía efecto, ya que de haberlo hecho antes se hubieran evitado los siniestros.

La diputación rechazó la reclamación porque alega que actuó de manera diligente y culpa a los conductores de los accidentes al entender que iban a más de los 40 km/h que marcaban las señales instaladas para advertir del estado de la carretera.

Alberto Martín Muedra, uno de los conductores que sufrió un accidente, rechaza el argumento de la diputación porque, en su caso, «no circulaba a más de 40 km/h., ni ese día ni otros. Además, el informe Arena de la Dirección General de Tráfico no dice que circulábamos a una velocidad inadecuada, como si lo hace cuando analiza el accidente de las 7 de la mañana que fue el desencadenantes de los cinco posteriores».

Martín afirma que no le mueve un afán económico con la reclamación a la diputación. «No quiero que se vuelva a repetir una situación como esta. Afortunadamente no hubo daños personales, pero en esa curva hay un barranco y si los coches caen por ahí podríamos hablar de muertos o de lesiones muy graves por culpa de lo que entendemos una actuación negligente de la diputación».