El colegio público Ausiàs March de Sagunt ha reanudado hoy las clases que ayer tuvo que anular al tener el agua cortada desde el día anterior tras detectarse un foco de legionela del tipo 2 en unas cañerías; un hallazgo registrado durante un control preventivo del ayuntamiento sin que sus informes técnicos desaconsejaran la apertura del edificio.

La suspensión fue adoptada por el centro poco antes de las 9 de la mañana «al carecer del suministro alternativo de agua prometido por el consistorio», como explicó entonces la dirección del colegio sin hablar del foco al no haber recibido comunicación al respecto «por las vías oficiales habituales».

La actividad lectiva se ha reanudado hoy como estaba previsto tras el tratamiento de hipercloración que se iba a hacer ayer por la tarde, «sin que se hubieran registrado afectados, ni riesgos de contagio», según precisaron desde el ayuntamiento.

La suspensión de las clases provocó perplejidad y reacciones indignadas de los padres de alumnos ante el consistorio, así como numerosas declaraciones políticas. Pero, sobre todo, el malestar se disparó en la comunidad educativa al entenderse que «faltó una comunicación adecuada del hallazgo de la legionela», tanto a la dirección del colegio como a los padres. Además, estos últimos hablaban de «dejadez» municipal a a la hora de sar solución a este centro con 288 alumnos de entre 5 y 12 años.

El consistorio, sin embargo, rechazó estas críticas apuntando que «los técnicos estaban trabajando en el caso» y el edil de Presidencia, Sergio Muniesa, mandó un mensaje de «tranquilidad», destacando «la efectividad del protocolo de actuación frente al foco de legionela detectado», así como «el buen funcionamiento» de los controles preventivos realizados el pasado agosto, al considerar que estos permitieron actuar «con rapidez». Además, se subrayó que el cierre «fue decidido de forma unilateral» por la dirección del colegio sin que hubiera sido indicado desde el consistorio o la conselleria, a la vista del resultado de los análisis. Como explicó la edil de Educación Maribel Sáez: «Si hubiera habido riesgos, el colegio se hubiera cerrado inmediatamente pero los técnicos nos aseguraron que, dado el tipo de legionela, se podía tener abierto. Ahora, enviamos agua embotellada para mayor tranquilidad», decía antes de reunirse con padres y la directora.

Pero tranquiliad era lo que menos reinaba ayer en el colegio. En una reunión improvisada en el patio, a las 8,55 horas, la dirección del centro justificó a los padres la suspensión de las clases en que el edificio no tenía agua desde el día anterior a las 12 horas ni había recibido soluciones del consistorio, pese a que el departamento municipal de Mantenimiento le había prometido dar agua a los inodoros y llevarle otra embotellada para beber.

En ese momento evitó mencionar la palabra legionela «para no crear alarma social», según explicó luego a este diario pues entonces no había recibido ningún escrito o comunicación oficial que le confirmara la existencia de un foco y la forma de actuar; sólo el responsable municipal de Mantenimiento le había advertido verbalmente el día anterior de que se había detectado esta bacteria, pero no en una visita ex profeso al centro, sino cuando fue avisado desde allí por unos fontaneros «que tuvieron problemas al ir a cortar una tubería», siempre según su relato.