Los cacos han dejado a la luminosa montaña de Cullera prácticamente a oscuras. El robo del cable de cobre sigue haciendo furor en el mercado negro y ha provocado que infraestructuras emblemáticas como el letrero con el nombre de la ciudad, las revueltas del camino del Calvario y las torres traseras del castillo medieval no puedan ser visibles por la noche. Sólo se han librado la iluminación del santuario y la parte sur del castillo porque en estas zonas hay cámaras de seguridad. Hace dos semanas robaron los 3.500 metros de cable de cobre que recorrían ocho de las revueltas del Camino del Calvario que suben al castillo. El valor de este material y la mano de obra asciende a cerca de 9.000 euros.