Rosario Gómez, de 72 años, afirma que va a llegar «hasta el final». Sabe que se enfrenta a un gigante, pero asegura que no se va a rendir y que va a ir a donde haga falta para demostrar que su marido, Pepe, estaría hoy vivo si en el hospital de Dénia le hubieran acertado el diagnóstico en lugar de enviarlo a casa tras decirle que sufría una sinusitis aguda; a los seis días, falleció de meningitis.

Rosario, que ha puesto este caso en manos de abogados y ya avanza que va a denunciarlo «sí o sí», se declaró ayer más que ofendida por la reciente comparecencia del conseller de Sanidad, Manuel Llombart, en las Corts. «Te sienta como una patada en el estómago que diga que todo va bien cuando nada funciona». Esta anciana despliega un papel en el que lleva escrito lo que quiere decirle a Llombart. «Me gustaría que me respondiera que cómo sabe que el 95 % de la población está contenta con Marina Salud [la empresa que gestiona la sanidad en la comarca], que me explicara cuántos errores médicos se han cometido y me dijera si la ratio de mortalidad es normal».

«Cuando ocurrió lo de mi marido, sentí que me trataban peor que a un perro», denuncia esta mujer, que lamenta que hace nada, de nuevo, ha experimentado la misma frustración, pero por su hijo.

Rosario explica que el pasado 19 de octubre, cuando estaba en casa a solas con su hijo Manuel, de 40 años, éste se desmayo. «Lo arrastré como pude al sofá y llamé a mi hija, que vino corriendo». El susto fue de órdago. A Manuel lo operaron hace 14 años de un aneurisma de carótida interna, una patología de mucho riesgo. Se medica desde entonces para que la tensión no se le descompense. «En el centro de salud de Dénia, la doctora lo exploró a fondo y nos remitió al hospital. Pidió una ambulancia asistida». Esta médico recomendó que en el hospital a Manuel se le realizara un TAC y un doppler, que es una ecografía para examinar el flujo sanguíneo en venas y arterias.

Pero en las urgencias del hospital, el facultativo que les atendió no le hizo al paciente estas pruebas. Rosario y su hijo llegaron a las 16.41 horas. La anciana recordó de sopetón todo lo que había pasado con su marido. Afirma que a Manuel le hicieron una analítica y a las dos horas volvieron a practicarle otra porque, al parecer, la primera se había perdido. «También le realizaron una radiografía, pero nada de lo que la otra doctora había recomendado». Ambos salían de urgencias pasadas las 23 horas con el diagnóstico de que Manuel sufría hipertensión arterial porque estaba «mal controlado» y la prescripción de que a los 10 días fuera al médico de cabecera para que le cambiara la medicación.

Teniendo en cuenta los antecedentes de su hijo, Rosario para nada se quedó tranquila. A los pocos días, madre e hijo fueron al Hospital Clínico de Valencia, donde lo habían operado en 1999 del aneurisma de carótida. «Se alarmaron porque tenía 23-13 de tensión. Enseguida lo examinaron y le hicieron un TAC, analíticas, electros€?de todo. Del aneurisma estaba bien, pero, efectivamente, la tensión la tenía muy descontrolada», indica Rosario, que ahora enviará una queja al Síndic de Greuges para denunciar el trato recibido por Marina Salud.