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Reclamación

La comisaría de Xirivella se niega a atender a una mujer en valenciano

La número tres de Compromís de Alaquàs acudió a realizar un trámite y los agentes le exigieron que hablara «en español» o que usara el francés o el inglés

Una vecina de Alaquàs ha presentado una reclamación en la Comisaría de Xirivella, que se tramitará al Ministerio del Interior, en la que denuncia que los agentes que la atendieron al acudir a realizar un trámite previamente concertado le exigían hablar «en español» cuando ella se expresó en valenciano, la lengua que siempre utiliza, e incluso llegaron a llamar a un intérprete. Consol Barberà, que es la número tres de Compromís de Alaquàs y es funcionaria de la Generalitat Valenciana, tuvo que esperar más de una hora hasta que llegó el traductor para realizar un sencillo trámite que asegura haber hecho en diversas ocasiones.

El problema comenzó ya el pasado martes cuando telefoneó a la Comisaría para solicitar una cita al departamento de Extranjería. La afectada afirma que el agente que se puso al teléfono ya le exigió hablar «en español» y le colgó el teléfono en retiradas ocasiones. Finalmente logró la cita para el miércoles a las 16.30 horas. La sorpresa de esta mujer es que cuando llegó a la Comisaría a realizar la gestión, el policía que atendía el mostrador, que presuntamente era el mismo del día anterior, también le exigió el uso del castellano para atenderla. «Disculpe, bon dia, per favor, una cita en Extrangeria a les 4.30?», asegura que fue la única frase que pronunció y que el policía nacional dijo no entender una y otra vez. «Si no habla en español no la entiendo», fue la respuesta del agente.

Ante su petición de que fuera otro miembro de la plantilla la que la atendiera, con el convencimiento de que alguien del personal que trabaja en la Comisaría de Xirivella entendería el valenciano o al menos esa sencilla frase, Consol Barberà afirma que le indicaron que no había nadie que pudiera. «Llegaron a decirme que si utilizaba el francés o el inglés, sí que había personas que podían atenderme», narra.

La hicieron pasar a la sala de espera y un tiempo después, ante su insistencia, le indicaron que iban a llamar a un intérprete porque lo necesitaban para el caso. Media hora después llegó a las dependencias policiales el traductor, que resultó ser un hombre de origen marroquí con nacionalidad española desde el día anterior, que llevaba viviendo en Valencia 13 años. «Este chico hablaba tanto en valenciano como en castellano perfectamente, lo que demuestra que no es tan difícil. De hecho, yo misma me enteré de que era marroquí al preguntarle su nombre para dirigirme a él porque su acento era perfecto en ambos idiomas», explica Consol Barberà. Paradójicamente, el intérprete sólo tuvo que traducir el saludo y la frase que Barberà había pronunciado desde el principio y la pasaron al correspondiente departamento. Una vez allí, el traductor no hizo falta porque el responsable la entendía.

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