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Tesoro taurino

El desconocido museo de la tauromaquia valenciana

Un vecino de Estivella reúne miles de objetos sobre la historia, la tradición y la evolución de la fiesta de los toros

El desconocido museo de la tauromaquia valenciana

«Toros de muerte». Ese era el denominativo con el que los carteles del siglo XIX anunciaban los festejos taurinos valencianos de la época. Lo sabe bien Toni Gázquez, propietario del Museo Taurino de Estivella, donde expone parte de su extensa colección privada; un tesoro desconocido aún para muchos donde el arte, la cultura y la tauromaquia se dan cita.

En este «templo» de la tauromaquia valenciana se puede recorrer los casi doscientos años de historia de la Plaza de Toros de Valencia a través de más de 4.000 carteles, 500 postales, centenares de documentos y archivos, numerosos retratos y fotografías, decenas de máquinas y placas de impresión y más de una veintena de trajes taurinos. Su propietario, un policía local nacido en Faura, lleva más de 30 años recopilando objetos relacionados con el mundo del toro; y todo con un denominador común: la Plaza de Toros de Valencia.

«Empecé de joven coleccionando las entradas de la plaza. Ahora, expongo en este local sólo el 4% de lo que permanece en el almacén», afirma el coleccionista, quien no prevé un parón en su afán por recopilar más información y recursos que ayuden a que el Museo Taurino de Estivella adquiera el protagonismo que merece. «Intento que la Conselleria catalogue lo que guardo como colección museográfica. Ya está todo el papeleo en marcha», declara tras remodelado una casa para el museo.

Historia del cartel

Su colección de carteles taurinos es una de las más extensas del país e incluye hasta un ejemplar de 1830. Ahora, el más simbólico para Gázquez es uno de 1968, en el que se contempla la reinauguración de la Plaza de Toros de Valencia. En estos carteles no sólo se puede vislumbrar la evolución de la publicidad taurina de la época, sino que también estas obras hacen constancia del ascenso de la figura del torero en cada época. El matador pasó a ocupar la parte más baja del cartel a mediados del s.XIX, a liderarlo años después. «Las ganaderías eran propiedad de las grandes familias burguesas y nobles, es por ello, que éstas ocupaban en el s.XIX la parte superior de los carteles taurinos, así como los picadores, que eran de alta cuna. Los toreros, por aquel entonces, eran relegados a ocupar los últimos puestos, ya que todos eran de clases bajas. A medida que la nobleza perdió el interés por los actos taurinos, el torero adquirió el protagonismo, y fue él el foco principal del cartel», explica Gázquez.

En sus más de 4.000 carteles se puede comprobar además, la evolución de la tipografía y las técnicas de impresión en la ciudad de Valencia, todo de la mano de la llamada Imprenta Ortega, un taller ya desaparecido donde trabajaron los pintores más importantes del país. Uno de ellos, fue Juan Reus, pintor valenciano con quien Gázquez mantuvo una sólida amistad.

«Queda mucho trabajo por hacer. Sólo el inventario de toda la colección puede llegar a costar más de tres años. Únicamente quiero que esto perdure, y la gente pueda conocerlo y apreciarlo, como ya lo han hecho otros investigadores que han estudiado lo que aquí se guarda», confiesa. Aunque Gázquez está abierto a recibir visitas y no cobra por mostrar su museo, de momento, hay que concertarlas con él con antelación.

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