Joya del renacimiento

El Palau de Benifairó se salvará

El ayuntamiento confía en que es un «paso importante» para que la conselleria lo declare Bien de Interés Cultural

El Palau de Benifairó se salvará

El Palau de Benifairó se salvará

c. marqués | benifairó de les valls

Fue residencia del que fue embajador de Felipe III en Génova, Joan Lluís Vives i Canyamàs. En ellas pasó los diez primeros de su vida Alonso Sánchez Coello, al que fuera pintor de cámara de Felipe II, pues su padre era maestro de latín de la familia Vives i Canyamàs. Ahora, esta casa palacio del siglo XVII se salvará de la ruina gracias a una intervención que comenzará en breve.

Un total de seis empresas se han interesado por el proyecto de rehabilitación, dotado de 100.000 euros, que contempla la consolidación de cubiertas y fortalecimiento de estructuras del edificio.

El proyecto redactado por Jaime Sirera Belles se perfila como el primer paso para su futura rehabilitación, tras años de gestiones. El ayuntamiento adquirió el edificio tras una larga negociación con la familia Orbe i Pinies, herederos de los Vives i Canyamàs a quien otorgó el señorío Jaume I tras la reconquesta. Además, sigue a la espera de que Conselleria de Cultura califique el edificio como Bien de Interés Cultural (BIC) para poder optar a las ayudas del ministerio y así recuperar el esplendor del lugar.

«Estos son los primeros 100.000 euros que se nos han dotado vía subvención de la Diputación de Valencia para el Palau; vamos a intentar sentar las bases y que esto nos sirva para la declaración como BIC. Nos queda un largo camino, pero éste es un paso importante» afirmaba el alcalde, Antoni Sanfrancisco.

La época floreciente del Palau llegó cuando Joan Vives de Canyamàs fue embajador de Felipe III. Entonces, la típica casa fuerte ganó en dimensiones y ornamentación de la mano del arquitecto italiano Andrea Lurago y tomó el estilo genovés: Mármoles, materiales nobles y particularidades en cuanto al patio y los jardines llegaron a la localidad de la Vall de Segó de la mano de expertos italianos.

El edificio original de planta cuadrada, con patio central y cuatro torres en las esquinas mostró la fortaleza del lugar durante años. La destrucción y el incendio sufrido por el edificio en la Guerra de la Independencia y su posterior abandono por parte de sus propietarios dejaron en estado de deterioro grave la única de las cuatro torres que quedan. No obstante, en su interior se mantienen arcos, capiteles y elementos de notable riqueza arquitectónica que a partir de ahora podrán ver la luz.

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