Clarinetes hasta cuatro veces por debajo del valor de mercado prometido, piezas sin montar que han tenido que ser llevadas al taller para su ensamblaje o materiales de baja calidad que «distan y mucho» de los estándares usados por las bandas y las escuelas de educandos. Ese es el panorama que denuncian las sociedades musicales de la Ribera Baixa respecto a los instrumentos que les ha proporcionado la Diputación de Valencia en el marco de la campaña «Retrobem la nostra música» correspondiente al período 2013-14, una línea de subvenciones a través de la cual la institución que preside Alfonso Rus proporciona herramientas de forma gratuita a estas sociedades, paradójicamente con el objetivo de que alcancen el mejor nivel en el desarrollo de sus interpretaciones.
Muy al contrario, la Societat Unió Musical de Sueca, las cullerenses Ateneu Musical y Societat Musical Instructiva Santa Cecília, la Unió Musical de Benicull, la Societat Musical Santa Cecília de Fortaleny así como la Associació d'Amics de la Música de Favara, l'Associació Musical Polinyanense y la Unió Musical de Riola consideran que los instrumentos que les entregó la diputación a bombo y platillo en un acto público celebrado en Gandia el pasado mes de noviembre, al que asistió el propio Rus y cargos políticos locales del PP, están muy lejos de cumplir esa función.
Todas las bandas citadas han trasladado una queja formal a la institución provincial. En el escrito se detalla, pieza a pieza, lo que algunos responsables de las referidas sociedades musicales califican como un «engaño absoluto».
La casuística es diversa. Llamativo es el caso de la Societat Unió Musical de Sueca, a la que se le concedió, entre otros instrumentos, un requinto en mib. En el anexo de la convocatoria, la referencia de este instrumento deja claro que se trata de fabricación francesa en madera de granado y valorado en 1.250 euros. Sin embargo, la entidad de la capital de la Ribera Baixa encontró al abrir la caja una realidad bien distinta.
Instrumentos de baja calidad
El instrumento recibido era de marca china, estaba hecho de ebonita, tiene «muy baja calidad» y su precio en el mercado no supera los 300 euros. Esa historia se repite en el resto de agrupaciones musicales. Incluso en algunos casos el hecho de que las piezas vinieran desmontadas ha obligado a las bandas a llevarlas al taller para dejarlas en condiciones de poder ser usadas, un gasto que al final ha sido incluso superior al precio del instrumento. Es lo que le ha ocurrido al Ateneu Musical de Cullera o a la Societat Instructiva Musical Santa Cecília de esa localidad.
Esta última deplora que los dispositivos entregados «no tienen nada que ver con los importes, se han entregado desmontados y sin alma y para ponerlos en condiciones hará falta una inversión que casi supera su valor». Para mayor despropósito, las bandas señalan que algunas piezas, al parecer todas ellas de origen chino, podrían haberse encontrado en el mercado español hasta por un precio menor y de mayor calidad. Es lo que sucede con un bombo de concierto del que ha sido beneficiaria la Associació Musical Polinyanense por un importe de 1.400 euros.
