El vidente fue absuelto a finales de 2010. El fallo consideraba probado que el acusado nunca pagó impuestos a Hacienda, pero los jueces dudaron de que el fraude fiscal fuera superior a los 120.000 euros que marca el Código Penal como delito. La sentencia estableció que los fieles no fueron estafados porque de las declaraciones de los testigos no se desprendía «que hubieran sido forzados o manipulados psicológicamente para hacer las entregas o donaciones dirigidas al acusado o a la organización creada en torno suyo».
Todos los testigos declararon que entregaron su dinero o propiedades de buena fe. No en vano, el fiscal ya advirtió al acabar el juicio que el Derecho Penal «no protege a los incautos». El fiscal y el abogado del Estado pidieron que fuera condenado a ocho años de prisión. No lo consiguieron. levante-emv
