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Medida

Un bando insta a los vecinos de Ador a tener a los niños en casa hasta las cinco y no hacer ruido

La costumbre del descanso a mediodía está muy arraigada en la localidad, como recuerda el alcalde, Joan Faus - El consejo tiene el objetivo de respetar el descanso que pregonaba San Benito Abad en el siglo VI entre las 14 y las 17 horas

Un bando insta a los vecinos de Ador a tener a los niños en casa hasta las cinco y no hacer ruido

Son las cuatro de la tarde y la plaza de la Font de Ador está desierta. Tampoco en las calles adyacentes a la principal vía de este municipio, de unos 1400 habitantes, se escucha nada. Todo está quieto, en silencio. El bar, epicentro social, está cerrado. A esa hora, lo único que se mueve en este pequeño pueblo de la comarca de la Safor son las hojas de unas palmeras que son empujadas por una ligera brisa.

Parece un municipio fantasma, pero no es así. Es hora de la siesta y en Ador, y más en verano, es algo sagrado. La gran mayoría de vecinos así lo entienden y pot eso se recluyen en sus casas de 14 a 17 horas. Le guardan respeto a tan tradicional rito.

Por si hay algún despistado, el Ayuntamiento ha emitido un bando en el que recomienda a sus ciudadanos «para garantizar el descanso de todos y poder sobrellevar mejor los rigores del verano», que, al menos hasta las cinco de la tarde, se mantenga todo el silencio posible en la calle. Para ello, recuerdan, es necesario que «controlen a los niños en casa y mantengan el volumen de los aparatos de música y televisión a unos niveles aceptables».

En realidad, aclara el alcalde, Joan Faus, «se trata de una recomendación o ruego a los vecinos», que no una prohibición. Como es lógico no se puede impedir a nadie que salga a la calle.

Una tradición «de toda la vida»

En realidad, señala, esta costumbre no es nueva en el municipio sino «de toda la vida», como señala Faus. «La gente trabaja en el campo y ahora, en verano, para evitar el calor madruga más de lo habitual y por eso después de comer les gusta hacer la siesta», explicaba ayer a Levante-EMV el alcalde adorense.

Para combatir el calor estival, habitualmente, la gente duerme la siesta con la ventana abierta. Así, si hay jaleo en la calle resulta más complicado conciliar el descanso, de ahí que desde el consistorio se pida «por favor» el respeto a tan ancestral rito. Los vecinos, por tanto, lo cumplen a rajatabla y Ador se convierte de 14 a 17 horas en un armonioso espacio en el que, como pregonaba San Benito Abad en sus reglas del siglo VI, se debe descansar, «en la hora sexta de la luz solar», de las labores de la jornada.

Faus explica que cuando él era pequeño «esa costumbre ya estaba instalada en Ador» y añade que se trata de una tradición que no ha cambiado en el municipio, «por mucho que corran nuevos tiempos». A partir de las 17 horas se abre la veda y las calles del municipio vuelven a respirar vida. Acaba la siesta.

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