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El concejal de Sostenibilidad, Agricultura y Caminos Rurales de Llíria, entre otras delegaciones, Miguel Ángel Barona, presentó su dimisión como miembro de la corporación municipal de Llíria y del equipo de gobierno de izquierdas apenas 20 días después de tomar posesión del cargo. Lo hizo, según un escrito presentado en el ayuntamiento, por las discrepancias internas con la estrategia de la coalición Compromís-MOVE por la que se presentó a los comicios del pasado 24 de mayo. Y también por motivos personales y laborales, que según afirma le impiden desarrollar totalmente las tareas asignadas a su cargo. Barona será sustituido por Empar Llácer, la siguiente candidata de la coalición en la lista de Compromís, que en principio asumirás las mismas delegaciones. Barona se despide en su carta con halagos al alcalde Manuel Civera, del PSPV, socio de gobierno de la coalición liderada por Paco García en Llíria. En cambio, no oculta su malestar con la estrategia política de su partido pese a que elude dar las razones concretas en el documento presentado por registro de entrada en el consistorio. Fuentes municipales explicaron que el ya exconcejal «no quedó contento con la distribución de las áreas de gobierno que le han asignado dentro del pacto suscrito por los socialistas y Compromís-MOVE». Más aún, parece que no se sintió suficientemente valorado respecto a las atribuciones y responsabilidades de gobierno que recibieron sus ya excompañeras de Compromís-MOVE, Vallivana Murgui y Elena Jiménez, que han sido liberadas con dedicación parcial en el ejecutivo local. Por su parte, Paco García, primer teniente de alcalde y líder local de Compromís, atribuyó la renuncia de Barona a «motivos personales y laborales», y trató de quitarle importancia.

Eso sí, dio a entender que en el marco de las negociaciones con el PSOE por el reparto de delegaciones y de liberados, se había primado el ahorro de hasta 50.000 euros en salarios de concejales y asesores, respecto al anterior mandato, «para dedicarlos a generar empleo y atender las emergencias sociales». Esto significa que tanto PSOE como Compromís-MOVE tuvieron que renunciar a retribuciones y cargas salariales para aligerar las cuentas del consistorio.