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Llíria e Iberdrola construirán una subestación para abastecer a varios polígonos locales

Los peligrosos piques de decenas de jóvenes comienzan en el polígono y se extienden al casco urbano

Las quejas vecinales se reproducen cada semana en Xàtiva. Grupos de adolescentes, en algunos casos menores, se citan para medir la velocidad y el ruido de sus motocicletas en el polígono de la ciudad. Las concentraciones son nocturnas, llegan a congregar a decenas de jóvenes y terminan a menudo convirtiéndose en peligrosas carreras.

Las reuniones más habituales se registran junto a un popular restaurante de comida rápida en el principal acceso a la ciudad, los viernes a medianoche. Las autoridades policiales están alerta y vigilan de cerca a los participantes. Aunque las patrullas de vigilancia en la zona se han incrementado desde hace meses, fuentes policiales subrayan la dificultad de perseguir todas las infracciones y de parar los pies a los motoristas. Los peligrosos «piques» se extienden a veces hasta el casco urbano de la ciudad, con el consiguiente riesgo tanto para los conductores como para los viandantes.

El consistorio trata de atajar la problemática, pero la empresa no es sencilla. En el último pleno municipal, el portavoz y concejal de Ciudadanos, Juan Giner, puso encima de la mesa las quejas de los vecinos que se derivan del fenómeno. El alcalde de Xàtiva, Roger Cerdà, se comprometió a «intensificar las acciones» para impedir las molestias vecinales y garantizar la seguridad vial.

El munícipe observó que los controles acústicos mediante sonómetros se desarrollan «constantemente» y recalcó que la policía «tiene constancia de cómo se producen y cómo se están organizando» los participantes en estas concentraciones. Giner señaló específicamente una serie de carreras que se desarrollaron en diversas calles del interior de Xàtiva como Gregorio Molina, Vicent Boix o Abu Masaifa a altas horas de la madrugada, durante los primeros días de agosto. «Parecía un circuito urbano», censuró el edil.

El ayuntamiento ha pedido la colaboración de la Policía Nacional para controlar las reuniones en el polígono y la Ronda Nord, si bien las quedadas se repiten en otros puntos.

La regidora de la Policía, Mariola Sanchis, admite que la concentraciones suponen un problema de difícil salida. La edil subraya que «se están poniendo sanciones» de forma constante, pero aún así resulta complicado disuadir a los jóvenes. «Si son cien en moto y hay dos patrullas, no pueden ir detrás de todos», apuntóa.

Medidas muy caras

Las medidas que se están estudiando, por otra parte, son «difíciles de llevar a término económicamente», según la regidora porque actualmente no hay suficientes fondos en la correspondiente partida presupuestaria. La instalación de reductores de velocidad en los espacios donde más se repiten las reuniones de motos para evitar accidentes, es la más factible de las «diversas posibilidades» que se contemplan.

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